domingo, 27 de noviembre de 2011

MI PATRIA (8)

MI PATRIA (8)


Estoy un poco pensativa, ayer solía sentarme a pensar que tendría muchos niños, unas bebés de batas rosadas, sus manitos bellas rodeando mis pezones, mientras con sus ojos brillantes me contemplaban y succionaban la tibia leche que brotaba de los manantiales.

Al pasar el tiempo y ver mi desangrada patria, todos somos unos parias viviendo con permiso cada día, sometidos a un sistema que te consume, pegados a los recibos, los impuestos, sin tener siquiera un momento de disfrute con nuestros muchachos y  se crecieron en medio de tantas dificultades, ¡y eso que los hay peores!, suelen los refraneros consolarnos, o sacarnos la piedra con eso, y si por desgracia tienes un macho a tu lado,  te salen con el cuento de "mal con Juan pero peor sin él", siempre una excusa para someternos de cualquier manera y para  impedirnos  reclamar por algo y mostrarnos en desacuerdo.

¡Qué patria para parir dolor!, cuánto quisiera no haber nacido en ésta época, pero al mirar hacia atrás, siempre han habido guerras, siempre destrucción,  inconformismo, gente que lucha por unos ideales, pero hay otros a quienes no les importa que haya gente con deseos de reclamar por sus derechos,  y terminan acorralándolos y pisoteándolos con el poder, como inquisidores que nunca se fueron.

Ahora  te azotan con llamadas telefónicas ofreciendo miles de cosas, regalos de porque eres la mejor, porque tu hijo terminó siendo un gran pintor y diferentes trampas en las que terminas sin saber cómo, involucrado en esas mentiras de las cuales te es difícil salir, pues todo está diseñado para esclavizarte, para impedir que pienses, un mundo manejado por los políticos que se rapiñan el país, que lo venden, son pocos, pero su poder es tan grande que tienen a sus mensajeros de cuello blanco comprados, desde los noticieros, la prensa, inclusive Internet, si algún comentario no conviene, el sistema está listo para bloquearte.

 Soy una ama de casa, pero aquí en el medio también vivo en esclavitud, sin poder romper las cadenas que nos atan siempre a tantos compromisos y simplemente terminamos en una prisión, pues el dinero no alcanza para cumplir con tanta cosa, estudios demasiado costosos y terminas endeudada y con tu vida en constante angustia, hipotecada a los bancos que terminan después como  aves de rapiña quitándote hasta la vivienda, y lanzándote a la calle con tus cosas sin saber qué rumbo coger.

¡Gracias a Dios no parí más hijos!, pero es necesario vomitar cambios en las mentes de las personas, tenemos que aprender a vivir sin tantas cosas, cada día se inventan un cuento nuevo para someternos, juguetes, modas, enseres, vehículos; tanto, que no podemos disfrutar de nada, y sí vivir en una eterna amargura, pues no somos capaces de aguantar la carga de las deudas y terminamos frustrados, endeudados hasta los cojones y con una carga peor y más triste.

En mi país es casi que imposible tener sueños, nadie puede rebelarse ni sentirse inconforme. Los que se tragan el pastel del país son tan pocos, que  bastaría una revolución desde cada hogar para que al fin éste mierdero  terminara en manos del  pueblo, pero se ha perdido el deseo de luchar, estamos de brazos caídos, como en un desierto interminable donde no tenemos sueños, y nuestros ideales terminan en frustraciones y desengaños.

Soy una vieja inconforme, aburrida y desesperada, ¿porqué terminaron los militares muertos?, yo no creo lo que los noticieros informan, estoy segura de que hubo un error, todos lo sabemos, pero nadie se atreve a decir nada. Es más fácil gastar una bala y callar la jeta al que se atreva a decir algo, ni siquiera a preguntar qué fue lo que sucedió... ¿por qué no se dice la verdad?, estamos tan acostumbrados a la mentira que todos terminamos creyendo lo que nos cuentan, por una simple razón: nos hemos vuelto indiferentes al dolor ajeno, nos importa nuestro plato de comida  y los beneficios que como pobres se logren, es más fácil recibir un mendrugo de pan que tiran de los sobrantes de sus mesas, que esperar a que lleguen a tu casa con un fusil y te silencien, por simplemente ser una vieja estúpida que quiere meter la nariz a donde no le importa. 

¡Qué bueno que no parí más hijos!... ¡pobres mis muchachos!, me desangro pensando en su futuro, ¿el mío qué importa?, no tengo futuro, ni tengo presente, ni tengo pasado... él quedó aprisionado en un puto sistema, y como no sé de política ni escribo esas palabras que suenan tanto pero que nadie entiende,  sí puedo expresar: ¡GRACIAS DIOS MÍO, PORQUE NO PARÍ MÁS HIJOS EN ÉSTA PATRIA QUE SE LA ESTÁN LLEVANDO A LA MIERDA!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, noviembre 28/11

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