viernes, 14 de octubre de 2011

SIN DISFRACES



Mi cariño, vine personalmente a mostrarte mis amores
cada disfraz, cada sonrisa es un motivo 
mi magnate petrolero no quiero;
es por ti por quien suspiro, la razón de mis desvelos.

¿Será que comprendes que mi amor es cierto?
entiendo que me has lanzado del nido de cristal;
comprendo  tus razones, sólo permite que te vea
que mi necedad no te ahuyente de mi vida.

¿Sabemos acaso  los caminos que siguen?
es todo tan incierto... déjame brindar contigo;
un brindis de aire y espuma que se desvanece
pero que alienta día a día con una sonrisa nueva.

Permite dejar un beso ardiente desde mi pensamiento
que viajará con las nubes de mi puerto,
anclarán en tu barca de papel hasta encontrar la mía
hundidas las dos en un abrazo de sal sobre las olas.

Déjame acariciar tu piel desnuda; 
un beso claro de sol ardiente con gemidos de huracán,
sin destrozar nada, sólo construyendo un sendero
que alguien está trazando aunque seamos indiferentes.

Esa roca fuerte me señala con la flecha de cupido
siempre apunta a tu corazón de cristal,
es allí donde pernoctaría mi vida por siempre
abrazada a los rayos de tu sol y besada por tu mar.

Qué difícil comprender el amor
la soledad golpea  fuerte tratando de sonreír,
de sacar cada espina con una broma
una sonrisa que aliente y permita continuar.

Ven caricia mía, mi dulce beso de primavera;
los otoños no me importan, ni sus hojas caídas
me anima una sonrisa llevada de tu mano
sobre senderos plácidos donde cada chiste sea un aliento,
cada beso incite a una nueva caricia sin término
donde se deslumbren los luceros con nuestra desnudez;

los tapujos y las hipocresías muertas
animados por las gaviotas que surcan el cielo;
con un abrazo intenso donde los ojos no divisen nada
sino el placer y el vértigo del amor
sobre la frescura de los blancos arenales.

Raquel
Bquilla, octubre 13/11.


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