jueves, 27 de octubre de 2011

CAMINITO VIEJO (7)


.CAMINITO VIEJO (7)

Caminito viejo, ¡si pudieras hablar!
Contar los pasos, ¡tus lágrimas!...

Si desde tus silencios perfumados
la sangre derramada por tu piel.

Si pudieras escuchar sus gemidos,
traerlos convertidos en flores;
lirios del valle, aves del paraíso,
tiernas violetas que desangran.

Tus sedas divinas bañadas en dolor,
grandes cerros que gimieron con las cigarras
mientras ojos claros suplicaban;
frescas pieles sin acariciar
donde una muda oración brotó.

¡Descárgate furia! 
Derriba la bondad del corazón,
toma sus blancos rostros y dóralos; 
desperdíciate en codicia 
escúchalos clamar en la oscuridad.

Volaron bandadas bulliciosas.
Hoy no cantan ni trinan sus amores
cuando al escuchar sus gritos 
con las rodillas dobladas en un ruego;
las dagas caen indolentes.

Sus corazones tañen, 
son campanas viendo al cielo sin descubrirlo,
/tienen un gesto de admiración,  de terror.

Aquí están, el camino y las piedras lo saben,
las flores del bosque los lloraron en silencio;
los robles vivos pero sin voz,
sus grandes hojas batieron a la luna,
mientras las bandadas ahuyentadas
abandonaron nidos buscando un ocaso, 
donde la tranquilidad retornara, 
y el suplicio de la muerte viajara
tras rejas castigadoras.

¡Qué vano es todo en la vida!
Aún la maldad es vana, aún la alegría.
Los búhos despiertan en su oscuridad
mirando siempre al bosque.

Escucho un rumor de brisa que pareciera hablar,
las voces ocultas se agitan
con la carrera  de los huracanes
deshojando flores tiernas 
que perfuman la eterna estancia,
donde hoy reposan sus quebrados huesos,
los que dejaron de crecer
viendo la primavera sobre sus desechos.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre 22/11

No puedo olvidar a los miles de jóvenes asesinados en Colombia utilizados como falsos positivo, hasta un niño con Síndrome de Down fue disfrazado de guerrillero, su madre lo reconoció en los noticieros y se destapó la olla podrida en el ejército de Colombia, hoy tras las rejas muchos, pero aún se escuchan gemir en las noches de luna llena y sus madres mueren de dolor. Sólo pienso: "¿Si hubiera sido mi hijo?". 


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