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UN TANGO (7)
¡Ay, cómo duelen los sueños de la vida!
Aquéllos que jamás fueron realizados.
Aquéllos que jamás fueron realizados.
Madre vieja con sus dolores de parto
es la existencia si amor.
es la existencia si amor.
Duelen los besos robados
los abrazos fingidos,
el bandoneón suena,
así mi corazón
se condena a tu desamor.
así mi corazón
se condena a tu desamor.
Agonizan las ausencias
de abrazos, de besos, de danzas ligeras.
Ardientes fenecen sobre el arenal
tantas veces repetido,
y se ahogan en mi almohada.
Vértigo del desamor que me fusila
yerta estoy extendidos los brazos
cerradas las piernas,
pechos anhelantes de esencias,
desperdicio de placeres sin retorno,
corpiños donde el destierro es su destino
gimen con espasmos de plumas
rellenando sus vacíos.
¡Mírame a los ojos!...
Dí que tu amor algún día fue sincero,
pero dime también que las violetas
que entregaste cierto día, no dolieron,
ni tampoco el esfuerzo de pagarlas.
Falsos amores que como las briznas vuelan
déjame bailar un tango contigo...,
¡sí... tómame del talle aún sin ganas!,
sin decir una palabra cerrando los ojos
en un inventado abrazo.
Esperemos hasta el amanecer
y que nos despierten las campanas,
las que nos alcanzaron sin un final de música
y que hoy tañen nuestra propia ausencia.
Raquel Rueda Bohórquez
B/quilla, septiembre 26/11
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