RETORNO EN PRIMAVERA (23)
El Maestro decidió que seguiría danzando...
Me plantó un vestido blanco y zapatitos de seda;
cerré los ojos y en medio de ellos alcé la mirada...
Sus ojos de fuego sobre mí
me hicieron volar hasta su pupila,
y guardé en mis brazos su traje carmín;
no había espacio para el ayer...
Aquí estás de nuevo en esta danza por la vida,
la música aún no termina,
las miradas perversas se ahuyentaron
y nuevas brisas se acarician con el aura,
con los besos tibios de la primavera...
La máscara cubría tu rostro
pero sabía que eras tú
inconfundible en tu danza,
única entre mil.
Dichosa volé hasta tus brazos;
y un abrigo de fuego me consumió de nuevo.
Casi al unísono de un final me postré,
agradeciendo a Dios por tu retorno.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 22/11
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