MOMENTOS (24)
El ponqué oscuro delicioso,
todo era un festejo,
el grado de los hijos
los enorgullecía...
Aquí estaba mi madre,
su congelada mirada en German
o en Juan Carlos, si no estoy mal
ésta sería su gran fiesta.
Aquí está la oveja negra
marcada por todos sin serlo,
seguido de mi madre.
Él no está,
ya casi a dos primaveras
se fue en medio del dolor de todos
y grandes deseos de vivir.
El pudín se congeló en sus manos,
su mirada sobre él ...,
era un gran degustador de cosas
y así se fue lamiéndose los labios,
marchó con sed de amor...
Las miradas de mi primo,
mi padre con su sonrisa siempre
y la boina entre sus manos
mínimo estaba contando un chiste.
Era un día cualquiera,
una celebración sencilla de familia
donde había mucho por decir,
aunque faltaban cosas, casi todas,
pero estábamos unidos
en un sencillo espacio,
donde el regocijo era el pan nuestro
y las sonrisas en espera de un día mejor
fueron el diario amén de nuestros labios.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 21/11
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