MAREAS (56)
Mis pasos estaban ahí de nuevo,
parecía un alcatraz herido ...
Matices de azules suaves
y el cielo de colores de fuego
extendido va sobre una inmensa llanura.
El arenal caliente y los pies descalzos,
las manos tallaban un corazón
más los sueños se esfumaban
se pegaban a las olas y se estrellaban
con mis sueños
entre las heridas de las rocas.
Suaves olas eran un remanso
donde ya no hay primaveras,
y las fantasías se agotan,
los labios se humedecen,
los ojos salan el mar con su lluvia.
Talle de mi corazón
que no te has borrado...
Imágenes de la vida que viajan
semejando bandada gris por el desierto,
descansando sobre la arena caliente
con profundidades de melancolías,
donde escribí tu nombre junto al mío...
Azul infinito que desapareces,
te alejas con las quimeras
en tanto, brotan suaves mareas
sobre flores tristes y caracolas
que ya no envían besos
ni te cantan al oído...
Los corales llenos de vida
con la belleza casi muerta
ya no ven mis ojos
ni tocan mis pestañas.
Tantos fenecieron sin creerlo,
y sobre sus preciosas vidas
sólo quedan enramadas oscuras
con la suciedad del hombre acumulada.
Pero otro sueño aparece en tus ojos,
pronto brotará una flor,
avivará el fuego
que poco a poco se extingue
con el tibio beso del mar.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 5/11
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