viernes, 5 de agosto de 2011

LOS CEREZOS (46)

LOS CEREZOS 

Mientras sigan floreciendo los cerezos
y la música se regale cual dádiva,
en el gran monte cante el ruiseñor,
y la blanca nieve permita que nuestros sueños viajen,
tal vez nuestras fantasías se tornen de colores
y estemos cerca de tocar a Dios con nuestras alas.

Seguirán naciendo nuevas flores
en medio de la reseca vida,
aunque los amantes se esfumen
en el silencio del aura
y de  nuevo se contemple el ocaso,
dejo perder la mirada en su bastedad
y permito su  vuelo errante,
con las aves de paso que vienen y van.

¡Ah!... mientras suspiro,
los timbales son tocados por alguien
que con su arte llena de ciénagas el reseco pantano.

Los oídos reposados y en calma
 una boca anhelante que hace temblar el corazón
semeja un cordero pálido de mirada inquieta
en espera de la última daga,
pues una orquesta suena en el árbol
al despertar la chicharra,
y el amor se reinventa cada mañana.

Vida, bella vida de gaviota sobre mansas aguas, 
viajeras bulliciosas sobre el humedal,
gemidos en la noche,
cánticos al amanecer...

Mientras de nuevo suspiro por verte
por escuchar una voz que se vuelve roca,
y se aleja sin pena dejando a una loba triste
llorando sobre la cuesta,
pensando que eres la luna nueva
que baila sobre las olas.

Mientras otra vez llega la calma,
y las olas se tranquilizan,
la vida continúa sobre el mismo náufrago
y mi velero se aleja  más y más...

Los timbales continúan sonando,
y el tambor se escucha desde la montaña,
alguien acaricia las lomas de mi pecho
y mis oídos se extasían con la música
y los sueños de los demás.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, agosto 5/11

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