TRAICIÓN (255)
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Publicado pors en julio 22, 2010 en 9:00pm
¡Oh!, las dulces
mieles del engaño,
rico olor a sexo
y humedad,
me hacen
olvidar bellos rostros
que miles de
veces solía contemplar.
¡Es tan delicioso
estar en sus brazos!
¡Siento
escalofrío al solo tocarla!
Y en un solo
espasmo,
ee cobijo en sus
redes
y ella con sus
mañas,
¡me estruja y araña!
¡No me importan
sus ojazos negros!
sus gritos
alegres hoy me enloquecen.
Cambio su risa
y sus cantos leves,
por el placer de
unas piernas plebes.
Hoy parezco un
gigante
volando entre
nubes.
con éste tesoro
dentro de mí,
soy el rey,
dispongo que
riego la mies
y esparzo
semillas dentro de mi amante.
¡El engaño me ha
vuelto arrogante!
Nunca había
hablado en tono más osco,
y ahora quien es
mi esposa,
¡sólo es basura
al lado de mi mosa!
¡La veo tan
chiquita, tan fiera!
¡Qué lora!...
¡Si supiera ella
los grandes placeres
que estoy
probando al lado de mi doctora!
¡Oh vida!, ¡qué
placeres!...
¡Qué delicia ésta
vida mía!
No me importan
mis viejos amores
ni mi madre, ni
mis hijos,
ni mi otrora:
¡Señora!...
Me importa
probar el sabor del engaño,
del odio y del
frío que da la traición.
Las ricas mieles
del placer y el sexo
son tan dulces... ¡tan efímeras!,
que por ellas
Dios dice: ¡Te perdono!
pero nunca,
tu indolente y
cruel abandono...
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 23/09
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