PARA EL PRESIDENTE DE VENEZUELA HUGO CHÁVEZ.
¡Oh dulce voz!, aliento mío, sangre que reposa en mi dolorido corazón, es tu luz, tu fuego, tu ardor tu amor, tan necesario... He inclinado mi rostro hacia ti, el ruego de mi corazón envío por la paz, por el amor... por tu salud , hombre de voz recia y corazón de niño, en el desierto del mundo donde reina hoy la ambición, y los sueños de libertad se vierten sobre los deseos de los pobres, pero que los poderosos quieren matar con las llagas de la muerte y los fusiles de la ambición. Dios te bendiga y te devuelva la salud, querido Presidente y hermano, que tu sueño de unificar naciones, sea algún día una realidad para todos.
SHEILA
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