domingo, 31 de julio de 2011

NO HABLAREMOS DE AMOR (4)

NO HABLAREMOS DE AMOR

NO HABLAREMOS DE AMOR (4)

Cual ave de paraíso me disfrazo;
repara en mis besos,
en las miradas que te envío
desde mis bosques sombríos
en donde la lluvia no llega,
 los abrazos se esfumaron
y reposan sólo flores muertas...

Te invito a caminar conmigo...
No hablaremos más de amor,
se cansan los poetas
sobre las repetidas flores de un mismo color.

Miraremos al horizonte tomados de la mano,
mientras con mi mejor traje,
trato de seducirte disfrazada de ave del  paraíso

Observaremos en silencio
volar las garzas por el cielo azul,
anunciando cánticos al Creador
en medio de nevados azules y blancos,
extendidos por el mismo cielo
que ven tus ojos y los míos.

Prohibido hablar del tema tantas veces repetido.
Vislumbraremos los lagos y sus cuencas
adornados por el verdor de las montañas,
y escucharemos el canto del ruiseñor...

Seguiremos tomados de la mano...
Sentirás mi tibieza,
¡no lo prometido!: no hablaremos de él,
¡es una palabra prohibida!

Una monarca distrae nuestra mirada,
de aquéllas que anidan en tus bosques
y se besan en tus ríos;

lentamente sale del capullo que la mantenía cautiva
y extiende sus alas divinas a la vida,
despierta con una mirada nueva...

Divisa con sus pequeños ojos las cascadas...
Desde los grandes cerros,
advierte que en efímero día todo será de ella
y vivirá feliz, 
danzando por entre las más divinas flores.

Será acariciada por la brisa mañanera y besada por el sol...
Más no hablará de amor en sus silenciosos y cortos vuelos,
mientras, dulcemente se entrega sin pedir nada,
sólo perpetuarse en otras miradas y otros cielos.

Me tomarás por la cintura...
Mirarás mis ojos en los tuyos,
tus lágrimas son las mías...

El calor de nuevo sobre tu piel ya empapada de olores
que traen las brisas desde los morichales,
olor a lirio del campo, y miles de aromas olvidados...

Subirás un poco tus manos por mis pechos,
en una caricia nueva y exquisita,
mientras seguimos un poco más reposados sin decir nada,
nos posamos sobre un envejecido tronco muerto,
que cumplió su ciclo.

Ésta vez escucharás un leve gemido,
más el amor está prohibido,
no lo olvides corazón, /fue una promesa...

El tronco no resiste tempestades...
El huracán acaba de llegar como una gran tromba,
toma todos mis sueños y los deja entre tus brazos,
fundidos como uno solo, y ésta vez es una entrega ...
Más de amor no se habló.

En aquél pastizal dorado me entrego de nuevo
sin reservas,
olvidando vida mía las palabras esculpidas
en un árbol que yacía a nuestros pies,
con la seguridad de que el amor no existe,
fue sólo un paso de nube gris en mi camino…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 28/11




MIL POETAS, MIL POEMAS
ALFRED ASÍS
31 10 17
Participando.

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