viernes, 29 de julio de 2011

LA DAMA DEL ESPEJO (234)

LA DAMA DEL ESPEJO (234)
Publicado pors en octubre 27, 2010 en 8:30pm

 Uno a uno fueron  llegando
con adornos y tocados
muy emperifollados
con zapatos de charol,
otros venían comadre
hasta con saco y chocatos
que hasta mucha risa me dio.

Entré un poco asustada
pues me tocó llegar sola,
pero yo disimulaba
y me acomodé en un rincón,
pa que nadie percatara
el hueco de mi tacón.

Una vez bien situada
me di cuenta que sola no estaba,
otra doña colorada
con más pecas que huevo de codorniz,
se sentó muy ataviada casi a la vez
con su cara de asustada
y su fea nariz.

Como soy tan educada
le brindé una gran sonrisa
con un saludo gustoso,
pero la vieja grosera
me miró haciéndome muecas,
y ni me contestó.

Yo seguí como si nada...
Me hice la desentendida,
y por largo, largo rato,
no la volteé ni a mirar.

Entre saludos y gritos,
abrazos, besos, sonrisas,
fueron buscando  sillas,
empezaron con un brindis
y otro poco de bobadas,
lo cierto es que yo
un poco incómoda,
no podía ni pararme
de tan aburrido rincón.

¡Entraron las señoritas,
todas entaconadas
sonriendo muy vanidosas
con olor a pachulí!...

Vestidos de mil colores
brillaban con las luces,
ataviadas y pintadas
con adornos que colgaban
del cuello hasta el cinturón.

¡Eso me saludaban
con cariño y emoción!,
y yo un poco picada,
respondía con mi educación.

¿Y el viejo?,  ¿no lo trajo?
¡Ya vi que vino sola!
- Ese viejo sinvergüenza,
no me quiso acompañar,
prefirió con sus amigos
ponerse a guarapiar-

Volteaba de vez en cuando
a mirar a mi vecina,
y la vieja muy cochina
que ni vergüenza le daba,
¡qué bien que me remedaba,
haciendo lo mismo que yo!

Si me sentaba... ella se sentaba...
Si me paraba... hacía igual,
si rascaba... ella rascaba,
si las muelas me chupaba,
la doña se las chupaba,
si reía... ¡la muy descarada
también lo hacía!

¡Yo ya me estaba embejucando
y perdiendo la compostura
de lo dama que solía ser!
¡Y en un arranque de rabia,
mirando que nadie viera,
la lengua le saqué!

¡Pero ay comadre!
¡En ésta parte sí que tenía yo rabia!...
Volví a mirarle la jeta
y ella volvió a mirarme.

¡Vieja horrenda burletera...
con más arrugas que una pasa
me sacó la lengua y zapateaba
igualitico que yo!

De pronto...,
habían pasado las horas...
Casi dormida mi cola,
empezaron a salir...
Unos pasaban y me miraban
como con mucha risa...
Yo me congraciaba con ellos
y volvía a sonreír.

Si levantaba la mano,
¡ella la levantaba!...
Si me hacía que bailaba,
la cucha me remedaba,
¡y aquí comadre...
ya no aguanté más!

¡Perdí los estribos
y también la compostura!
¡A ésta vieja mala leche
yo le arreglo la figura!

¡Vieja fea y arrugada
nariz chiquita y respingada
con más pecas que huevo de codorniz,
yo le reviento la jeta,
y le parto la cerviz!

¡Vieja cara de escopeta!
¡Y la vieja descarada,
con la cara endemoniada
también se me abalanzó!

¡Ay comadre!
Yo no sabía si reír
o ponerme a llorar...

Ya que esa doña tan maluca
que miraba y me miraba
y qué tanto de mí se burló,
soltó aguda carcajada,
pues la vieja arrinconada
con la jeta colorada,
no era otra... ¡era yo!

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, oct 27/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario