domingo, 24 de julio de 2011

ENTRE NUBES BLANCAS (276)



ENTRE NUBES BLANCAS (276)

Qué pronto cesaron las sonrisas...
Multitudes parecían felices
instantes, ruidos perdidos;
se fueron las gaviotas nuevas,
las viejas fallecieron...

Instantes atrapados,
caminar hacia el amor
desde fuentes de azules versos...

Heme aquí  moribunda,
decidí sin alas arriesgar la vida...
Desde las alturas caí sobre tus otoños
y fueron ellos quienes me salvaron
me anunciaron que llegó la hora...

Un aura apareció en el horizonte
era la tuya, real y palpable;
lo mío era un sueño más,
y lo tuyo, tal vez una aventura
que me dejó la herida que faltaba...

Te busqué entre las espumas...
Vertiginosas corren por las laderas
se pierden en abismos
disfrazados en iris de colores...

¡Qué gran vacío! ... allí me vertí de nuevo...
Era el canto de las aves un ánimo,
una esperanza desde el mismo árbol
donde me anunciaban que mis locuras
siempre me llevarían a ese lugar
ahí las llagas se abrirían profundo,
desangrarían en la ilusión que me quedaba.

Una luna nueva aparece,
pero no es nueva es la misma,
con el frío de la tarde que cala mis huesos
divisando de nuevo la vida sin ti...

¿Quién entiende los caminos?
El delfín rosado que me ilusionó
quería mostrar ese pasaje oscuro
de vida imaginaria a donde llegaría al fin.

Ni una rosa enviaste...
Sólo besos de mentiras, pero los recibí,
los sentí a pesar de que todo era vano.
Dancé con la música contigo
mis brazos me abrazaban
y los besos se elevaban entre cometas
los ojos se llenaban de un brillo extraño
que miraba hacia el lugar del olvido.

Tristeza... ¡qué vida mía! ...
Opacada en los silencios eternos de la soledad
con la música divina llegando a mi oído,
los ojos extendidos hacia el infinito
sobre esteros pálidos que llegan al mar
y me dicen que un nuevo día llega
pero para mí... ¡ya no hay más!.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 1/11

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