jueves, 17 de enero de 2013

DE TUS LABIOS 2 [43]

DE TUS LABIOS 2 [43]

¡Oh! amor mío…
Mi limonar en flor,
Tus labios mi delicia
Un brote en mi corazón
Si tu lengua en la mía
Y mi pecho en el tuyo.

Se enciende una llama
Parece quemar mis entrañas
Y un fuego se extiende
Haciendo gemir de pasión.

En tu boca un poema construyo
En tus ojos estrellas de mar.
¿Navegante estás perdido?
Quiero buscarte una vez más.

Ha pasado el tiempo
Ha cambiado la brisa.
De aquél calor de antes
Hoy siento frío intenso.

¡Todo es tan sencillo!
No dejo de pensar…
Una rosa olvidada parezco
Sin ese jardín donde estar.

La soledad  habita mi desierto
El mar un gemido en mis ojos,
Se llena un cristal de nuevo
Al creer tu boca en la mía,
Y saber que todo es mentira
Que has marchado ya.

Cual gata en el tejado maúllo
A la luna le robo su brillo,
Al cielo estrellado tus ojos
Al piano un sonido que diga: ¡te quiero!

Una nueva página escribo
Donde no estás,
Sus hojas se vuelven curtidas
Como mi rostro al palidecer.
Tus manos se amarran conmigo
En una cadena que no he de romper.

Y de nuevo busco tus labios
Cierro los ojos, te abrazo…
Me pierdo en la llanura de tu cuerpo
Me embriago de dicha y placer.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/13




LOCA [44]


LOCA [44]

Me llaman loca porque amo…
Porque ayudo a proteger la naturaleza
y mi tiempo o  parte de él, lo dedico a ellos,
y ver que nadie los dañe. 

 
Loca sin el rosario en las manos, ni las rodillas peladas.

Por aquí llaman locos a quienes amamos al bosque,
y de éstos locos está necesitado el planeta.

Una loca que no utiliza su inteligencia para dañar

 que no está en la puerta perdiendo el tiempo
viendo qué hacen los demás...

Que no denigra de las personas,
que no hiere a los animales que pasan por su lado
y acoge al herido que llega a su puerta.

De ésta locura necesita el planeta...
Locos de amor por las aves, las flores,  los árboles.
Una locura que se sienta en el ambiente,
donde saber convivir con los demás,

sea parte de nuestros propios derechos
y se respete la vida de los niños que huyen de sus nidos
porque el hombre roba hasta su oportunidad de existir.

¡Qué me inunde la locura del amor por los animales!
¡Qué enloquezca de dolor, al  ver derribar un árbol!
Que enfurezca, si veo que se abren sendas heridas en las montañas
se siembra veneno para dañar a nuestros chicos,
y se fumiga el cielo para que mate la vida.

Que me sigan llamando loca es un honor
ya que mi locura viene de Dios...
No se necesita ser un ángel para amar,

ni un santo para sembrar
se precisa un poco de locura

y nos debemos contagiar.


El planeta y los animales nos necesitan
para que puedan vivir su tiempo,
y nosotros podamos disfrutar 
de su maravillosa existencia
tan frágil como la nuestra.


Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 17/13