PRIMAVERA CON
MAMI
Dormí un
minuto, en realidad no aparece el sueño, sino cuando voy a casa de mi madre, ¡es
muy raro!, cuando ella estaba, me sentaba a su lado, en la mecedora, y mientras
ella conversaba y me contaba sus novelas, me quedaba dormida, y ella exclamaba:
¡ah, ésta boba ya se quedó dormida!, y salía enojada, con un enojo que duraba
un segundo, para después convertirse en carcajada.
Ahí era el
inicio de la primavera, cada día de mi vida, con cada punzada de su pecho y
cada queja que aumentaba su dolor, pero siempre escuchaba mis lamentos y
poemas, era mi bosque sagrado, siempre
lleno de metáforas y dulces frutos, aunque parecía no escucharme algunas veces, era
cuando más presente estaba, se levantaba, iba por Vick Vaporub, su medicina angelical;
sin hablar, pasaba sus manos por nuestra
frente, traía una pastilla, entregaba un abrazo cálido, y con esta sensación de
paz tan grande, siempre aparecía en cada sueño, me arropaba con sus alas, me adormecía con su amor, me descansaba con una sonrisa, pues sentía su amor con infinita solicitud, me
creía la más amada y consentida, aunque con todos actuaba igual.
Hoy despierto,
para saber que no está, ni estará, sólo regresan mis amores en mi pensamiento,
sus aromas y sus gritos de júbilo se quedaron en un estadio negado, en un sueño
exiliado en las fauces de la indolencia en un mundo materialista.
Escucho
música nativa, es otra de mis pasiones, no investigo si son de África, de
Colombia, americana, no me importa, pues el sonido del tambor es el mismo, un
corazón que ama, un alma que grita silencios y agonías que aún lloran cual
lluvia en nuestros bosques.
Primavera
es el retorno de la esperanza, aquí se arrodillan las aves y esperan la mies de
la vida con infinita pasión, aquí se besan las calandrias y sus pechos heridos
se juntan, forman una orquesta que sólo ellos escuchan y descifran.
¡Es un
sonido de alas, de cúspides, de montañas!, aquí el mundo se agita en plumas, en
picos y garras, en cánticos agudos y suaves, porque ella es la invitación a
nuevas cosechas, es la real esperanza de un mundo que sabe a primavera,
cercando los montes y quebradas, y ajustando este tiempo perverso, a un aroma,
o a un verso.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 8/15
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