sábado, 10 de abril de 2021

PRIMAVERA CON MAMI

 

PRIMAVERA CON MAMI

 

Dormí un minuto, en realidad no aparece el sueño, sino cuando voy a casa de mi madre, ¡es muy raro!, cuando ella estaba, me sentaba a su lado, en la mecedora, y mientras ella conversaba y me contaba sus novelas, me quedaba dormida, y ella exclamaba: ¡ah, ésta boba ya se quedó dormida!, y salía enojada, con un enojo que duraba un segundo, para después convertirse en carcajada.

Ahí era el inicio de la primavera, cada día de mi vida, con cada punzada de su pecho y cada queja que aumentaba su dolor, pero siempre escuchaba mis lamentos y poemas,  era mi bosque sagrado, siempre lleno de metáforas y dulces frutos,  aunque parecía no escucharme algunas veces, era cuando más presente estaba, se levantaba, iba por Vick Vaporub, su medicina angelical;  sin hablar, pasaba sus manos por nuestra frente, traía una pastilla, entregaba un abrazo cálido, y con esta sensación de paz tan grande, siempre aparecía en cada sueño, me arropaba con sus alas,  me adormecía con su amor,  me descansaba con una sonrisa,  pues sentía su amor con infinita solicitud, me creía la más amada y consentida, aunque con todos actuaba igual.  

Hoy despierto, para saber que no está, ni estará, sólo regresan mis amores en mi pensamiento, sus aromas y sus gritos de júbilo se quedaron en un estadio negado, en un sueño exiliado en las fauces de la indolencia en un mundo materialista.

Escucho música nativa, es otra de mis pasiones, no investigo si son de África, de Colombia, americana, no me importa, pues el sonido del tambor es el mismo, un corazón que ama, un alma que grita silencios y agonías que aún lloran cual lluvia en nuestros bosques.

Primavera es el retorno de la esperanza, aquí se arrodillan las aves y esperan la mies de la vida con infinita pasión, aquí se besan las calandrias y sus pechos heridos se juntan, forman una orquesta que sólo ellos escuchan y descifran.

¡Es un sonido de alas, de cúspides, de montañas!, aquí el mundo se agita en plumas, en picos y garras, en cánticos agudos y suaves, porque ella es la invitación a nuevas cosechas, es la real esperanza de un mundo que sabe a primavera, cercando los montes y quebradas, y ajustando este tiempo perverso, a un aroma, o a un verso.

 

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, abril 8/15

 

 

 

 

 

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