CANTO AL
MAR
En las
tardes, el sol se antoja de otros valles
Y el mar,
mi divino mar, muestra un nuevo rostro;
Tranquilo, semeja
un náufrago
Que encontró
un tronco en el camino
Y en la
orilla se descansa…
Aquí sobre
la misma roca admiro tu belleza;
Los tonos
entre azules y violetas, rojos encendidos, dorados;
A un asomo
de ternura en tu voz, acariciando todo a tu paso
Con los
amantes entregados a la pasión del momento,
Y las
caricias, que nos dejan pálidos de tanto ardor.
En las
rocas tal vez el alcatraz halló el camino
Y las
gaviotas dejaron su bulla para arrullarse
Junto a los
tibios arenales que tanto las ven volar…
Aquí las
nostalgias se juntan…
La sal de
la vida nos encuentra desnudos
Y afloran
versos con el cantar de las palmeras
Sin más
paisaje que tus azules…,
Sin más
divisar que tu canto
Envuelto en
mágicas olas,
Cual pavos
que marchan al azar.
Han dejado
de caer lágrimas,
Para adormecernos
en la paz
Tan bella y
anhelada
Como el
beso de las tuyas juntas
Si tus
aguas deciden un descanso caprichoso
Y un asomo
de dulzuras parecen corretear,
Una casa
tiene vida,
Y el
ermitaño decide cambiar de hogar…
¡Qué
hermoso y triste!
Así vemos
el mar en las tardes...
Así
vislumbramos tu amor lleno de lágrimas de colores
Esperando
de los amantes una mirada
Hacia tus
profundas aguas,
Que invitan
a probar una caricia.
Amante
lejano, mar azul:
Domina tu
paisaje toda belleza
Y el sol
contenido entre tus aguas parece suspirar
Alborotado
en tus ricuras
Esperando ver
la luna pasar…
Me entrego
entonces al paisaje amado…
Escucho tu
divina voz entre las rocas
Me dejo
llevar de la brisa soberbia y altanera
Y una
danza, una orgía interna palpita…
Contemplo
entre tu sombra
A un navegante
sobre una gran ola,
Y mis
brazos se pintan de mágicos espejos
Que bailan
al son de los aires que vienen del norte
Alegrando
el corazón.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
abril 11/13
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