EL DÌA
Hace rato había perdido mi pc y con él los miles de pensamientos que me agitan y mantienen mi corazón con una fiebre constante.
Las pequeñas cosas nos hacen felices, los detalles de amor se pegan al corazón como un poema que brota sin pensarlo, desde las entrañas. Mi hija Marly, Kevin y Verónica y ahora Antonia mi nieta y yerno, son una hermosa suma a mi hogar.
A pesar de la pandemia he pasado contenta, sólo una vieja y necia fiebre me atormenta, tengo miedo de ir al médico y con las noticias perversas que se escuchan, agarre el virus en un hospital y se acorte mi distancia entre el mundo terrenal y el cielo, /sueño que existe, y que antes de un paseo por el infierno, Dios estará ahí de brazos abiertos esperándome, entre las más blancas nubes, con todas mis mascotas que partieron primero, y todos los seres amados que se suman cada día, a la montonera de almas que van y vienen, como un chorro de agua cristalina, por entre los cauces de la existencia.
Me agoté de ver difuntos, miles de muertos y caras tristes, ahora tengo mi hermosa pared en blanco para olvidar que un día tendré que irme de este lugar, y ese día puede estar en medio de un café, o tal vez, soñando un beso de tu boca, con los ojos bien abiertos.
Será mañana que nos encontraremos de verdad, sin mezquinos sentimientos, libres entre los lirios, alegres y contentos junto a las aves, elevando melodías al tiempo nuevo que se avecina.
No hemos perdido a nadie, a ellos les tocaba, el destino es incierto, pero igual tenemos algo hermoso y real, tan común que no distingue entre unos y otros. La muerte es la unción de Dios a sus enfermos, es su mirada íntegra hacia la carne que duele, pero aún así no queremos morir porque amamos más las cosas que al paisaje, amamos el dinero y me cuento ahí, lo buscamos porque con él se puede vivir más dignamente.
Un día todos amaremos el verde intenso de los prados y estaremos contentos sembrando ilusiones multicolores en los bosques, ese día llegará y no sentiremos dolor alguno porque todos tendremos la oportunidad de vivir en un mundo más justo y equitativo.
Raquel Rueda Bohòrquez
Barranquilla, 14 03 21
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