SIEMPRE
Aún sin conocerte ya te buscaba
veía el asombro del ave al despertar
su felicidad radiante
saltando de aquí para allá...
Una roca fue el tesoro hallado
escondido entre mis recuerdos más amados
porque sabía que grano a grano
persistiendo en el mundo
así se había formado.
La hoja seca con su nervadura
la mano abierta del árbol
que al caer hacía crecer el huerto
y al volver a nacer
engrandecía los sueños del gusano
que sin conocer su historia
se arrastró con alegría
para despertar con alas coloridas
y sueños de un día.
Siempre has estado ahí
ajustando la cascada con frenesí
volviendo algodonosas las nubes
que lloraban de tanto en tanto
para el mundo ingrato
que lentamente te mataba
una y otra vez...
Ahora beso la tierra que espera
acaricio la pluma que se desprende
y doblo las rodillas ante una higuera
porque siempre, siempre te ví
aunque nadie lo creyera.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 04 11 20
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