martes, 8 de septiembre de 2020

EL ÁRBOL Y YO

 EL ÁRBOL Y YO


Hoy hablaba en silencio con el árbol  amigo en mi puerta, los dos nos parecemos, él por ser derribado sin permiso y ultrajado sin poderse defender y yo por vivir en sus raíces  su propia historia.  Me hago fuerte a su lado y permanezco como él,  en el mismo lugar todos los julios de mi vida.  


Me siento bendecida con su gracia, coloqué una hamaca, ¿a mis  60 años una hamaca?, pues sí, preciso ahí cerca de la ventana en donde pueda charlar con él, hasta que al fin él me vea caer y no tenga la desdicha de verlo sucumbir primero.


Ese día lloré mucho, es verdad, lo derribaron, todo él caído como un bástago, herido de muerte y mis lágrimas lo hicieron retoñar, jamás olvidaré cuando vi sus primeros brotes, 5 gajos, lo que sería su cúpula está ahí, sin tronco, pero aferrado de sus enormes raíces, para mí fue un milagro, él escuchó que lo amaba como a un hermano, mi familia consta de 5 personas y éste motivo me hizo pensar que todos estamos ligados por el mismo amor que nace desde sus raíces y lo vuelve un dulce gigante que sólo sabe dar y dar amor en cada cosecha de hojas y frutos.  


Conoce mi paso por la vida, vio crecer a mis hijos y escuchó cosas indebidas en mis cuatro paredes, vio pasar al mendigo y al ladrón, al criminal y al fizgón y también se dio cuenta que estábamos solos, cada uno en su pequeño mundo sin saber a donde ir porque teníamos raíces profundas que nos pegaban del mismo lugar.


Ahora lo veo gigante, abriga mi casa más que un hombre y la sostiene con sus raíces ancladas que lo aferran de mi corazón, el amor existe, Dios conoce de mi afecto por él y el suyo por mí. 


A veces quiero abrazarlo, lo hago con disimulo para evitar los chismes de la gente, y cuando me acerco con cualquier pretexto, susurro desde mi pensamiento: te amo viejo amigo, no quiero que nadie te dañe, que ningún ser te castigue por dar sombra y abrigo a mi casa.


En días calurosos no quiero salir, pero cuando debo hacerlo, algo me llama, es el dulce cobijo de sus ramas y su alma de poeta que me inspira a verlo desde la ventana. 


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, agosto 9/20 



No hay comentarios:

Publicar un comentario