miércoles, 11 de septiembre de 2019

CREO

CREO

Creo que de tanto inventar que creo,
todo lo creado es la mejor mentira planeada.

¿Nacer para después morir?
Otra encrucijada de la creación
que me deja perpleja ante su bastedad.

Creo en mi gata Gian
que me hace arrumacos cuando tiene hambre
y sabotea todos mis impulsos
para convertir mis manos en esclavas
de su cabello blanco
y sus ojos verdes de lunas negras.

Siento que pasó la nube gris
alguna vez estacionada en mi casa,
el miedo, los gritos, las asperezas
los enojos por todo, y ante todo,
la desconfianza arraigada 
y la traición consentida.

Pero ante todo se fue cual raudal
por el camino viejo de mis párpados
el motivo dulce que me crecía los sueños
en un valle enorme lleno de aves 
y niños contentos.

Creía ser una garza blanca
pasteando en el prado de su mirar tranquilo
podía correr y volar por entre los juncales
todos inventados para planear versos de amor
aferrada de sus brazos.

A pesar de todo, 
hay algunas cosas en las que aún confío
y ellas alborotan los hilos de plata 
con un dulce rumor que semeja la lluvia
incitando aleteos de pájaros
bajo un árbol florido. 

La sensación de miradas oscuras 
los olores nauseabundos,
los sueños macabros donde era prisionera
de todos esos miedos guardados,
aferrada en un gancho de carnicero
a una pared vieja y descascarada.

Ahora estoy quedando sola
en una casa grande. 
No sé el día en que mi hijo se aleje,
no imagino la espina y el mirar ausente
porque extraño sus voces de niños
y no recuerdo el momento 
en que se creció el río 
y bajaron hojas secas de la montaña.

He aprendido de las aves a dejar ir
a soltar a los pajarillos al viento
sin importar las fuertes brisas del momento. 

El hombre se está quedando calvo,
la fuente ya no riega a su flor silvestre
y la flor no quiere trajín.

¡Suficiente! 
Bueno fue esperar al amor 
pero era áspero e indiferente,
debo confiar mi todo a los cambios de estación
y a los trenes cargados de sueños

Aún no he perdido la fe,
es ella quien nos sostiene
y gracias a ella tan inquebrantable
rememoro .las plumas verdes de Julissa
y el andar resquebrajado de Very,
la perrita que murió siendo un esqueleto
sin olvidar su divina juventud
y lo inmenso de su amor incondicional.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, 24 08 19




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