RÍO
DE LODO
No
pienso en la tarde junto a ti,
Ni
en el verano de nuestra piel
Deseando
juntar el río con el mar.
Nada
pasa por aquí,
Se
fueron las pasiones
Y
en reemplazo llegó la paz a la carne
Deseando
reposo sobre las hojas secas.
Un
temblor tiene el añoso árbol
Y
caen dulcemente
Cual
aves tristes las hojas
Junto
al sol que espejeaba
Navidades
en los lagos.
Mueren
las elegías de la montaña
Al
filo de la tarde no hay alas
Penetrando
su paz entre alborotos de nieve
Y
revuelo de grillos asustados.
Las
colmenas escasean
Igual
que el cabello en los ancianos,
La
miel ya no es el universo del bosque
Pero
sí la sangre y las espadas.
¿Qué
pasa con el hombre?
Ha
perdido el horizonte,
Son
ahora huecos vacíos sin fondo
En
donde no entran versos ni poemas.
Hay
un desdén extraño por la vida
Un
agitarse que enrarece la sonrisa,
Unas
momias vivas que transitan
Por
ríos inventados y desiertos creados.
¡Oh
amor de mis amores!
Tengo
miedo de su capacidad,
Es
maligno el pensamiento del ávaro
Y
jamás hallará saciedad.
Un
día cualquiera caerán las montañas
El
lago de la perdición vendrá ,
Se
cubrirán los buenos y los malos
Y
nadie de nosotros tendrá memoria
Ni
siquiera en los libros viejos
Pues
no existirán.
Pasean
los buitres sobre el lodo
Escarban
con hambre donde ayer había de todo
Y
en medio de la nada llega la lluvia,
Las
semillas ocultas brotan
Los
insectos regresan,
Y
torna la vida en el viento
A
pesar de todo.
Raquel
Rueda Bohórquez
01
02 19
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