GAVIOTAS (6)
Está la mañana serena, las gaviotas se intrigan por lo que
se mueve dentro de las olas, mi corazón busca la marea alta del tuyo para juntarnos,
así como el Magdalena y el mar, y nada perturba más que las aves negras que
desean robar la presa y las invita a seguir buscando en medio del oleaje un
tanto de vida para continuar.
Mi corazón te quiere, ¡así de simple!, sin más arandelas que
la brisa fresca que va y viene y nos respira versos de amor por dentro.
¿Qué haces?, imagino que esperar se calme la inquietud,
que el azul intenso se llene de tus ojos y el afán termine al fin, en un abrazo
de alas y plumas que se sueltan, de ojos que se ven sin mirarse y de almas
acercándose al acantilado, sin estrellarse jamás...
Lo he visto todo, el intento, el afán, el miedo, la roca
puesta, el ventarrón fuerte; lo he tocado todo, y se dañó la carne tierna, pero
aún así, contigo me vuelvo lo que desees, nuestras alas se juntan, nuestros
picos se enredan, y estamos cazándolos uno al otro, entre los mismos remolinos
que agitan la corriente y enciende esa lámpara interior para que la pupila se
crezca, y se abra el pecho en dos para que las olas nos toquen y consuelen.
Nada es imposible, somos tú y yo un dulce poema y así
pasamos, riendo a medias, hablando a medias, pero cantando al son del viento la
mejor canción.
Raquel Rueda Bohórquez
24 03 17
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