viernes, 19 de febrero de 2016

VIENDO EL RÍO (25)

Parece que toda imagen que aparezca en Facebook es eliminada; esto me tiene muy triste, pero bien, ¡qué hacemos!, somos un medio para algo y ahí está mi madre, tiene un traje bonito que una vez le regalé, entre negro y ocre, y un gorro de lana adorna su cabellera de plata. Tiene una media sonrisa, no sabe si reír o llorar; se emocionaba mucho cuando salía a ver el bosque, era tal su felicidad, que aunque lo hubiera visto miles de veces, siempre decía, que ningún paisaje era igual al segundo siguiente, y abría sus brazos: ¡Gracias Señor, por éste segundo, por éste beso tuyo que huele a bosque, a madrigal, a hijo!

VIENDO EL RÍO (25)


Todo fue una media sonrisa ese día
En tanto serpenteaba la vida falda abajo,
Esperó con paciencia abrir sus brazos
Al escuchar el canto del mirlo.

Vio de qué manera
Se enredaban hilos de plata
En la brumosa sombra de los árboles,
Y los sueños cantaban pico abierto:
¡Parecían ramas florecidas
Esperando besos
Y cariños de una madre!

Viendo el río, escuchó música;
Una orquesta de hojas sonando a cielo,
Un sol pegado de la cuesta
Que gritaba:
¡Te quiero!, ¡te quiero!...

El río cantor ajustó rocas y hojas en su andar.
Toda cascada fue oración temprana;
Todo pájaro de nieve pasó por su mirada
Y estuvo ahí con ella al cerrar los ojos;
Luego, al abrirlos, se adivinaron sus estrellas.

Parecían esmeraldas vivas componiendo versos,
En tanto las flores coquetas desperdiciaban su perfume
Y tú, madre de mi corazón
Fuiste la orquídea más dulce de toda primavera.

Te colgué en el músculo que llora
Y te quedaste ahí
A la vera de mis sueños…

Eres un suspiro a nardo,
Un aleteo de mariposa
Que hace temblar las hojas,
Con tu olor a rosas.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 19/16




No hay comentarios:

Publicar un comentario