Parece
que toda imagen que aparezca en Facebook es eliminada; esto me tiene muy
triste, pero bien, ¡qué hacemos!, somos un medio para algo y ahí está mi madre,
tiene un traje bonito que una vez le regalé, entre negro y ocre, y un gorro de
lana adorna su cabellera de plata. Tiene una media sonrisa, no sabe si reír o
llorar; se emocionaba mucho cuando salía a ver el bosque, era tal su felicidad,
que aunque lo hubiera visto miles de veces, siempre decía, que ningún paisaje
era igual al segundo siguiente, y abría sus brazos: ¡Gracias Señor, por éste
segundo, por éste beso tuyo que huele a bosque, a madrigal, a hijo!
VIENDO
EL RÍO (25)
Todo
fue una media sonrisa ese día
En
tanto serpenteaba la vida falda abajo,
Esperó
con paciencia abrir sus brazos
Al
escuchar el canto del mirlo.
Vio
de qué manera
Se
enredaban hilos de plata
En
la brumosa sombra de los árboles,
Y
los sueños cantaban pico abierto:
¡Parecían
ramas florecidas
Esperando
besos
Y
cariños de una madre!
Viendo
el río, escuchó música;
Una
orquesta de hojas sonando a cielo,
Un
sol pegado de la cuesta
Que
gritaba:
¡Te
quiero!, ¡te quiero!...
El
río cantor ajustó rocas y hojas en su andar.
Toda
cascada fue oración temprana;
Todo
pájaro de nieve pasó por su mirada
Y
estuvo ahí con ella al cerrar los ojos;
Luego,
al abrirlos, se adivinaron sus estrellas.
Parecían
esmeraldas vivas componiendo versos,
En
tanto las flores coquetas desperdiciaban su perfume
Y
tú, madre de mi corazón
Fuiste
la orquídea más dulce de toda primavera.
Te
colgué en el músculo que llora
Y
te quedaste ahí
A
la vera de mis sueños…
Eres
un suspiro a nardo,
Un
aleteo de mariposa
Que
hace temblar las hojas,
Con
tu olor a rosas.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
febrero 19/16
No hay comentarios:
Publicar un comentario