TE VEO (8)
El colibrí
Es el beso de Dios
Para la madre tierra.
Cierro los ojos…
Esa lámpara se apagó;
El ruido de una cascada/lo conozco
El ave negra de pico amarillo
Le hace morisquetas a una rama,
Abre sus alas, escucho ese ruido,
Es familiar para mí, caen las hojas,
Alguien camina sobre ellas
Pero no ve ni siente la orquesta,
No adivina la cruz en la montaña
Ni el oro que adorna la cuesta.
Cierro los ojos…
Puedo volar como un águila,
Tengo visión en el alma y te veo;
Tengo plumas inmensas,
Parecen de nieve.
¿Seré acaso la nube más blanca?
¿Hacia dónde va mi pensamiento?
He tocado la cumbre del mundo;
El manantial sigue brotando,
Continúa cantando el ave en mi camino.
Las flores abren, ¡las siento!
Su aroma es como una oración de madre.
No hay espinas, ni espadas;
Él ha vencido tu mal hacia mí
Te ha derrotado, ¡caerás pronto!
Soy la oveja que ama y cuida
Y tú, eres la maldad que Él derrite,
Te alejas en tu escoba negra
Hacia el lúgubre bosque
Que has inventado para mí.
La noche fue muy larga,
Los ojos arden ante la vigilia
Pero ahora todo es luz en derredor.
Se ha vestido mi casa con su energía
Y el corazón de una vieja
Parece campana de niño en sus dedos
Para que nadie pueda tocarme;
Porque vivo pendiente de su amor
Cual flores en su gajo
Y me pego de las tetas del mundo;
Me aferro de la miel que derraman
Y ahora tengo un abanico que impulsa mis alas
Hacia la campanilla más cercana.
Raquel Rueda Bohórquez
30 5 16
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