martes, 15 de marzo de 2016

MI HUERTO/Orlando (100)

MI HUERTO/Orlando (100)

¿Qué pensará,
Quien arranca de tajo
Las esperanzas de otros?

Cierta vez, sembraba y sembraba
Para un día cualquiera;
Pero cada vez desaparecían
De mi huerto flores e higueras.

¿Qué sucederá con mis plantas y flores?

Retornaba una y otra vez al jagüey.
Desde allí adivinaba en qué momento
Las nubes se transformaban en un caballo con alas
O en una oveja blanca o morena,
Corriendo juncos y quebradas
Por entre grumos de seda
Que la brisa disolvía,
Con ese antojo suyo de ser niña juguetona
Entre tu pecho y el mío.

Regresaba así, día a día…
Mis flores y semillas
Sin esperanza morían.

¡Dios, estoy tan cansada!...
En cualquier lugar,
Mi siembra es arrancada.

Ella no verá jamás mis flores
Ni saboreará sus frutos
Ni escuchará al mirlo
Cantar en sus ramas.

¿Qué haré?

Retornaba una y otra vez
A ese lugar, era un disco rayado
Que no paraba de sonar,
Giraba y giraba en su aguja
Mi larga duración,
Y después en esa desazón preguntaba:

¿Qué sentirá quien arranca las esperanzas de otros?

En medio de todo, lo vi,
Era delgado y muy alto,
Dientes grandes y una sonrisa mayor.

¡Era tan joven este muchacho!
Un cabrito pequeño le había regalado
Pues mis cabras grandes morían sin enfermedad
Todo era ruina, óxido,
Nada comprendía
Y continúe mi camino…

¡Señora!... ¡Señora!.../escuchaba sus gritos
¿Será conmigo?
Y era conmigo el asunto.
Muy inquieto me seguía
Y ni cuenta me había dado.

¡Perdóneme!, no era mi intención,
Siempre me sentí mal
Por dañar su jardín,
Era que se me ordenaba
Y debía obedecer
Aunque el patrón no tuviera la razón.

Así fue, todo tan real y triste,
Como que estoy aquí
Contando otro día
Con el mismo sol.

¿Perdonar?, ¿quién soy para juzgar?
Hiciste lo correcto,
Pero es quien da la orden
Quien debe pedir perdón,
Pero no a mí, sino a Él…

Al siguiente día
Mis esperanzas retoñaron.
Regresé a casa
Con harapos y muchachos.

Aquí siembro en vasijas plásticas,
Todo reciclado, /hasta mi corazón.
Dono un árbol a quien lo desee
Y guardo una flor para Dios.

! Al fin y al cabo,
Tengo mejor labor!

De Orlando,
Su hermano lo arrancó de tajo
Del huerto.

Ni árbol ni fruto...

Brotando una flor se fue,
Con un balazo en la frente,
Y los ojos muy abiertos…

Olvidaba decir,
Que los ojos del alma;
Porque los suyos
Quedaron viendo desde a la cuesta
Al otro lado del bosque,
Regados entre pastos y flores.

¡Gracias a Dios se despidió de mí!

Raquel Rueda Bohórquez

15-3-16

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