EL INSTANTE (22)
Hay un irse desvaneciendo en el espacio
Que no delata brillo en los ojos,
Ni arrugas en el cuello.
¡Pareciera que nunca fuimos niñas!
Se olvidan hasta los recuerdos;
No hay agujas entre los dedos
O si las hay, no se sienten,
Ni siquiera las caricias que arman nidos
Con nuestro cabello,
Ni ese beso tardío en la frente,
¡Ni ese beso ansiado en la boca!
El aire se enrarece,
Y el calor ya no agita,
Se vuelve larga la mirada
Y en su quietud se duerme.
Hay un irse despacio,
Sin agua entre los dedos;
Pero nos moja la ausencia,
Y nos mata la indiferencia.
¡Debe ser que el verano fue extenso!
¡Ha de ser que el otoño se pasó en dorado!
Imagino que fue un invierno demasiado largo
Que se llovió más de lo mandado,
¡Y se ahogaron los flores
De tanto mojado!
Es una seguridad tardía, no sentimos aromas;
Se quedan nuestros olores en un rincón impregnados,
Y caminamos ungidos por ese viento oscuro
Que no mueve nuestras alas.
Fue tal vez esa primavera,
La que jamás retornará…
Y en esto nos desvanecimos,
Se nos fue la vida de tanto soñar,
Se nos agotaron los ojos de tanto llorar
Y no te volví a ver nunca más...
Hasta las niñas languidecen
Poco a poco, en medio de una rara neblina
Que empaña mi espejo.
Raquel Rueda Bohórquez
27-3-16
No hay comentarios:
Publicar un comentario