sábado, 26 de marzo de 2016

DIOS HABITA EN TI (24)

Mi bandida Gian,
Ni siquiera un gato conoció
Pero de puta se le tildó.


DIOS HABITA EN TI (24)

En tanto el sol brille,
Nada me importa en dónde su luz se refleje,
Más que la intensidad de su amor
Y la gracia de su caricia...

Otro día que se va y no fui a misa.
¿Qué nos condenará más que la lengua?
Pasamos de mentirnos cada vez
Y con ella azotamos a otros,
Sin saber de sus espinas.

Vamos por ahí comulgando
Y empatando con rosarios.
Mil Ave Marías y ella ni se entera,
Y con padrenuestros anudados
Borramos todos los pecados.

Me juego la vida por estar en casa
En medio de la sobriedad y el canto de las aves,
Donde no alcanza para tanta vanidad;
Menos, para despotricar de los demás.

Y contamos al mundo que somos mejores,
Hablamos de los hijos ajenos
Y callamos los errores de los nuestros,
Porque esta es la hipocresía que reina,
Siendo espina en la corona de un Rey
Al que tanto rezamos con las rodillas peladas,
Y el corazón podrido.

Señalamos a otros y guardamos los pecados;
Ellos serán perdonados en la próxima misa.
La enmienda es como una aguja en un pajar,
Dios ni cuenta se dará de tantos pecadores.

María estará cansada de tanta vieja rezandera
Apostada en los rincones hablando de los hermanos.

Somos la espina en el rostro de Jesús
Y esto no cambiará, aunque volvamos a nacer.

Seres para el placer y el ansia de poder,
Ambicionando comer más de lo que podemos tragar.

Y que se sople el buche aunque no seamos sapos
Que se agranden los pechos aunque no lleven leche
Para negar a los niños esa flor silvestre
Que se vuelve negra de esperar un beso.

De tanto rezo se cansó mi alma,
Por eso ahora contemplo desde mi ventana.
Ni una reja necesito para ver a Dios,
Pues Él ilumina con su resplandor
Mi pálida estancia.

Raquel Rueda Bohórquez
26-3-16

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