miércoles, 17 de febrero de 2016

Y EN OTOÑO (34)

Todo es dorado, un árbol plantado, y sobre su tronco y raíces, sus hijas; joyas que endurecen y dan fuerza y coraje para resistir el embate de los vientos, y un fuerte aguacero que cae y cae, pareciendo lágrimas de diamantes que harán brillar la existencia de otros.

Y EN OTOÑO (34)

¡Qué vieja torpe soy!
¡Creer que en otoño
Vendría el amor!


Pero fueron más hojas secas;
Cayeron trocitos de mi árbol
Y poco a poco sin esa sombra
Que a todo cantor acoge,
Me he quedado yo.

Deseaba de otro día tus besos;
Ansiaba de otra mañana tus versos.
Y en este largo cuento, entre querer y desear;
Se fue pasando el tiempo.

A pesar de todo,
Un lecho de oro me cubre
Y la nieve tiembla en mi cabeza;
Nada tiñe de colores mis días;
Más si asomo a la ventana,
¡Ahí te veo!, entre los gajos sombríos
De mi propia vida.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, febrero 17/16


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