martes, 9 de febrero de 2016

PÁJARO EN LA NIEVE (48)


PÁJARO EN LA NIEVE (48)

Adivinando en el bosque que tus ojos copian;
Me doy cuenta, que hay una razón para cada hoja;
Y otra vez, la nieve, en ser oveja se antoja,
Para congelar el amor en un rincón del tiempo.

A veces del árbol más verde caen sus hojas
Pues el comején sin adivinar,
Se ha comido su corazón.
Oculto y traicionero, estuvo inquieto
Esperando de su quietud la ocasión.

Y entre un amarillo bosque me adivino;
Soy una sombra en el espejo de un lago
Que se burla de mí, con ese sin sentido,
Que nos vuelve desconfiados;
Para en esa oscuridad, traicionar un sentimiento
Y ocultar en palabras nuestra verdad.

A veces, un pájaro herido no halla su fuente
Para en el momento del acoso,
Herirse otro tanto contra el filo de una roca,
Y al querer volar,
Ser asido por unas garras con filo de navaja
Que ahondan sus heridas, más y más…

Me doy cuenta que los versos son dorados;
Que la nieve es un velo de novia que cubre al bosque
Y soy entre todo, la hoja que más sacude el viento.


A veces, sólo a veces en medio de las hojas secas
Adivino el pesar y la tristeza, y me acojo a esa tibieza
En medio de otro día regalado, donde ya no estás;
Porque tu amor me ha traicionado, y apareces luego
Con tus ojos en mis manos, y tus plumas manchadas,
Adornando un frío lago, con la mirada perdida,
Buscando el nido que ayer te cobijó.

Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, febrero 9/16

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