jueves, 10 de diciembre de 2015

TESORO PERDIDO (38)

TESORO PERDIDO (38)

Recuerdo, que todos querían comer oro;
Qué se colgaban del cuello esos tesoros.

Abrían sus vestidos grandes, ¡eran preciosos!,
Pero no podían caminar, ¿se bañaban bien?,
¡Eso no lo sé!, pero llegaron como buitres,
Nos vieron como su carroña y devoraron todo,
Menos nuestras hormigas culonas.

Pero no fueron los de ahora.
¿Por qué peleamos tesoros?
¿A quién pertenecen?

Preguntemos a los herederos del bosque;
A todas las montañas y árboles destruidos.

Fue un saqueo pavoroso,
Se llenaron tanto de todo,
Que siempre vivieron vacíos.

Un mundo de colores, de fusiles y de sangre,
¡Esos fueron los rubíes que nos dejaron!

Un charco en todo lado, un agónico sonido
Vencido de dolor entre las sombras.

Escucho ese ruido ensordecedor:
¿Quieres el espejito mágico?
¡Dame todo ese oro y será tuyo!

¡Tan ingenuos mis amores!, mis padres viejos,
Los dueños del sol y las estrellas
Que lloraban bosques perdidos,
Y tambores que sonaban a guerra.

Y se hundió, se devolvió la espada,
Todo volverá a su cauce...
El río buscará su sendero viejo,
Las rosas seguirán pariendo espinas,
Y el hombre continuará con hambre.

¡Siempre habrá un tesoro por comer!
Pero su hambre será un veneno
Que nos corromperá a todos
Si continuamos en ésta locura,
Queriendo robar al cielo su brillo
Matamos por un diamante;

Y anhelando cargar el sol en nuestros dedos,
Nos volvemos ciegos,
Pobres ciegos, pobres tontos humanos…
¡Pobrecitos de nosotros!

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, diciembre 10/15



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