viernes, 4 de diciembre de 2015

NI GRACIAS DIJO (53)

¡NI GRACIAS DIJO! (53)


Ese día, la sarna tomó al mico.
Se enroscó en el dardo de su veneno
Y masculló todas sus rabias, con sus odios.


Fabricó una sopa de garrapatas…
¡Qué asco!, ¡no era de eso!, ¡era de lombrices!
Soltó una carcajada que tenía amarrada
Y luego se fue a cazar perdices.


¡No hables tanta idiotez!
¿Eso mismo no lo dijo un francés?
¿No fue acaso el anciano gordito
El de la sonrisa siempre alegre,
Quien dejó su alma vagando en la esquina
Y por eso no la han podido vender?


¡Cuánta tontería escribe!
¡Es una vieja idiota que se cree poeta!

Recorrió el mismo camino,
De la puerta con sus rejas oxidadas;
Hasta el patio sembrado de misiles.

/ ¡Esto, sin que contemos a nadie,
Qué fue por más de 30 abriles!


Luego dice que conoció el mundo;
Que divulgó a los 7 mares
Que cuando se casó no era virgen,
Porque su virginidad se quedó lejos;
Entre los dedos de su viejo amor.


¡Ay mujer idiota!
Te enseñaron que el amor era pecado;
Te condenaron a la celda oscura,
Al rincón de las miserias
Y al taburete negro desteñido.


¡Ni gracias dijo!...
Cuando se fue;
¡Lo hizo para siempre!

Dejó mi amor a la deriva,
Bogando ríos profundos de soledad.

¡Y pensar que por él daría mi vida!

Por estar ahora, un momento,
En un rincón del tiempo;
Entregada, abierta a su mezquindad,
A sus mismos ojos negros
Sin importar que su juventud se haya ido
A la vez conmigo.


Sin importar
Que aunque haya pasado el tiempo;
Tengo a un testigo fiel
Que conoció de mi amor por él.


Raquel Rueda Bohórquez

Barranquilla, diciembre 4/15

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