EL CANEY
(35)
En la
memoria
Se quedó el
caney
Atrapando palomas
gordas
Estacionadas
en el ayer.
Aquí
parieron flores…
Se engordó
ganado, /era poco
Mi padre ni
buen campesino fue
Porque le
encantaba el mundo,
Y tras él se
fue a buscar sueños
Más atados
Que un ramo
de pastos secos
Que refrescaron
nuestro hogar.
Ahí guardaba
chivos,
Tenía siempre
una cabrita
Y por alguna
razón que desconozco,
Siempre se
llamó Diana,
Y su cabrito
blanco, José.
Cierto día,
ni sembrados, ni caminos...
Con aperos a
tiro, sin mirar atrás
Se abandonó
el campo
Y los sueños
siguieron corriendo,
Jamás los
alcanzó.
Eso creía
yo, ¡tan porfiada!
Había una
razón de más,
Éramos 17
hijos su fortuna,
Una mujer de
ojos verdes como aceitunas
Y todo ideal,
giraba a nuestro alrededor.
¡Qué
hermosos sueños!...
Y despertaba
con esa gran sonrisa,
Sus ojos
negros brillantes, un cigarro
Y una taza
de ardiente café
Acariciando su
boca.
Raquel Rueda
Bohórquez
Barranquilla,
noviembre 17/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario