ROSAS EN VERANO [47]
Es verdad, a veces amanecemos enojados con el
mundo, porque somos crédulas, ¿a mi edad, ¿quién me puede querer más que yo
misma?, entonces me quito la venda que no me permite estar tranquila, para
continuar con mi vida simple, gorrión nada más, debajo de la roca fuerte que
protege mi existencia.
¡Perdón por sentirme ofendida!, es que a veces
valemos tan solo un par de tetas, pero ahora que el mundo cruel mutila los
vagos sueños que tenemos, ¿qué otra cosa buscaré, sino la biblia, para que
orando y raspando las rodillas, al menos alcance la puerta al cielo?
Por idiotas nos pasan las cosas, confiando en
los demás nos estrellamos con sus filos y terminamos heridos, con un nudo que
aprieta fuerte la garganta, ¡ahí tienes! ¡Bien merecido vieja idiota!, ¿acaso
creías que hay hombre sincero?, todos por igual tienen el cerebro en medio de
las piernas y les funciona de qué manera sorprendente, ¿y piensas que te
quieren?
He decidido dejar mi barca a la deriva, sin
buscar nada, Él sabe y conoce cada uno de los hilos de plata de mi cabello, y
seguro que también conoce los tuyos.
Mientras ese nudo suelta, ajusto mi cinturón,
¿creen que aquí hay cintura?, ¿imaginan mis nalgas como balones de fiesta?,
¡para nada!, son carne que se vacía con el tiempo, ¿para qué las quieren?, ya
muy bien saben su propósito y por ahora se ajustan bien a mi sillón viejo.
Hoy me siento como de 80, en una casa enorme,
viendo como muchas veces al horizonte, y esperando que en el cielo aparezca tu
nombre.
¿Esperamos amor?, no estamos para esperar,
debemos entregar de lo que tenemos, nadie protege flores en verano, pues el
ardiente sol se hace cargo, ¿entonces para qué nos afanamos?
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 12/15
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