viernes, 14 de agosto de 2015

ENTONCES [45]

ENTONCES [45]

En su quietud, mi silencio encontró cobijo,
besos de hojas secas, tranquilas, pacientes...

Voceaban pájaros y destellos multiplicados
parecían penetrar el profundo lago,
doblados espejos, mis ojos, los tuyos.

Se hablaban de amor y volaban en bandadas,
mis azules pensamientos se agolpaban en la mente
quería huir en medio de sus cantares,
con ese fluir de alas abiertas por el horizonte.

Se quedaron entonces a la deriva mis ideales,
alcé mi rostro, ¿qué eran los sueños?
Se dijeron ¡te quiero!, ¡te quiero!,
no voltearon el rostro, escaparon al fin
a una muerte más dulce en el cielo.

¿Quién responde?
Dices pasar por la vida como noble,
cuándo somos pordioseros de ella.

Más luego, sin pensar en nada,
bogué como un tronco viejo
y descansé en la orilla de tu boca.

¿Qué estaba soñando?
¿Será que estoy loca?

Era que estaba en un mar y tú a mi lado,
adiviné tus ojos negros en mí
tus manos en las mías,

eran perlas negras en mí perdidas
era yo, el mismo océano,
y eras tú mi barca, mi sueño,
que en mi pecho ardía.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, abril 5/15


2 comentarios:

  1. Excelente obra querida amiga, encantada de disfrutar de tus magistrales obras. Esta al igual que las anteriores me han fascinado! felicitaciones, besos mil.

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