Jueves,
11 de junio de 2015
Y
TENGO [32]
Tengo
un álamo para contemplarte, radiante como una mano abierta tocando mi ventana,
y llenando de tibieza mi corazón.
También
me iré detrás de una ilusión, si en verdad asoma, y no es tan solo un globo de
espuma que al estrellarse contra las rocas, desaparece, dejando triste mi
corazón, más tengo de ésta espuma otra esperanza, como sembrar y esperar a que
sea propicio el tiempo, y se antoje el viento en elevarla conmigo, siendo cometa
atravesando senderos, hasta perderse en el cielo con un desconocido, explotarse
y confundirse en él.
Y
tengo el blanco de una hoja para recitar un te quiero, ¿será verdad que existe
el amor?, ¿qué será esa sensación de hormigueo que siento cuando te veo?, decía
mi madre que era hormiguillo, y ahora me doy cuenta por qué razón se pasó con
sus 17 hijos, ¿no había televisión?, ¿se escribía sobre pétalos de rosas?, ¿se
hablaba con los ojos para invitar a un recital ardiente entre sábanas
abrigadas?
¡Ellos
sí que sabían de eso!, y el amor brotó como hormigas culonas ante un espejo,
iluminó sus rostros, y aún después de viejos, ella sobre él, invocando un verso
en donde esperan flores blancas y clavellinas rojas, cada vez que los recordemos.
Ahí
vi una garza herida, picoteaba de su pradera, en tanto sus almas abrazaban un
espacio, su luz era de luciérnagas y pájaros cantando.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 11/15
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