Miércoles,
10 de junio de 2015
Y
EL VIENTO [51]
Se
dejó de él,
permitía
las espumas del mar
se
daba el lujo de un ave en un gajo
cantar
y perfumar,
reír
y llorar.
Así
fue,
parecía
una pluma
al
antojo del rey pero soñando.
Deseaba
viajar por el mundo,
divulgaba
a gritos que nos amaba,
como
león defendía a sus amigos
sin
miedo a nada,
con
esa espada de la verdad
y
los ojos empañados.
Corriendo
siempre por un ideal
encontró
más alto su camino.
De
tanto correr llegó a la cima
desgajando
rosas,
en
medio de la lluvia.
Y
se arropó de honores,
fue
poeta y nadie lo sabía,
sus
escritos son flores que se abren,
aromas
que se dispersan,
sueños
que nos atrapan llorando de nuevo
cascadas,
cándidas cometas
pájaros
azules,
sinsontes
felices
orando
en un gajo,
sin
conocer de grises ni rojos,
resbalando
cuestas
con
ese inconfundible sabor a mar,
con
ese abrigado sonido de campanas
que
ahora escucho.
¿Estás
ahora en mis suspiros?
¡Sí!,
mojado con mis lágrimas
tratando
de volar sin querer,
persiguiendo
a una libélula
que
lleva otro sueño
y
trae consuelo a mi hogar.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
junio 10/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario