AQUÍ
ENTRE NOS [17]
Y
entonces, luego de verte, escuché cómo danzaban las ramas ante el beso de la
lluvia, y corrí por una escoba, luego el trapero contó que mi mente también se
movía, ¡correr!, ¡qué hermoso es correr y danzar a la vez!
Espero
lluvia para hoy, el día está frío, no hay café instantáneo, entonces adivino en las pepitas del fondo que
me quieres como yo a ti.
Cuatro
caminos despejados, un cúmulo, parecen arenas de un mar en donde se fabrican
olas y espejos de sueños, sigo corriendo tras esa luz tan abundante, ¿estás
ahí?, una estampida de pájaros me asusta, pero te vi, eras azul como un día
despejado, tenías alas que se crecían al pensarte, ¡madre bonita, mi paloma
torcaza probando a ser gaviota!
Ahora
te veo ahí, frente a mí, pareces un triste poema, ¿por qué nos empeñamos en
llorar?, ¿qué te duele acaso?, sigues pasando pepitas como lágrimas que se han
congelado en tus dedos y me dices: "espera, no hay condena tan larga que
puedas soportar, ni libertad tan grande que no puedas hallar, si buscas en el
fondo de ti, ahí con un sublime estado de cosas, tranquila estarás”, y voló,
una sombra fue luz, su paso por aquí, ¡aroma no más!…
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla, mayo 20/15
No hay comentarios:
Publicar un comentario