martes, 24 de febrero de 2015

TOCHADAS Y RECUERDOS [76]

TOCHADAS Y RECUERDOS [76]

Anoche vi el programa de cocineros de Colombia, donde hay unos jurados que nada qué ver, se ve que les falta mucho tacto parecían fieras ante una paloma, o más, la época de la inquisición, los muchachos temblaban mientras las miradas de águila estaban sobre ellos. ¿Qué necesidad tienen de humillar tan feo a los muchachos?, lo están intentando, me desagradan esos programas reality, ¿lo escribo bien?, donde los jueces se creen dioses y aprovechan para vomitar sus odios y rabias contra la gente sencilla, porque son pura gente que necesita ayuda y aprender, ¿pero así?, todos tienen que doblar el cuello, hasta vi a uno casi de rodillas como si fuesen reyes, ¡pónganse serios!, gran vaina, además me di cuenta que con las mujeres son un poco más delicados, bueno al menos que no lleguen de afuera también a atropellarnos, recordé cierta vez en el colegio con Kevin Cepeda , escuché un rumor de la profesora que creí mi amiga: "Dígale usted"... mientras esperaba a una cita que me pusieron para dar quejas de Kevin porque un profesor lo agarró fuerte del brazo y le dio un empujón y él lo enfrentó... y porque dijo a una monja que parecía el diablo, la verdad era, burlona, mala gente, hasta de mí se rió en plena misa cuando me hizo una pregunta y le respondí, tal vez di en el clavo y dijo: ¡pero no lea lo que está escrito allá!, ni siquiera sabía de qué escrito me hablaba, ese día en un inmenso y frío salón de conferencias, reunión de todos los profesores para ver si aceptaban a Kevin, si le daban otra oportunidad o lo botaban como a un perrito sarnoso para la calle... pare de contar, ¡qué humillación!, recuerdo que les dije: ¿eso es lo tan grave que ha hecho mi muchacho?, no lo alcahueteo de ninguna manera, ¿pero ustedes no fueron niños ni jóvenes?, vaya uno a saber cada locura... él necesita una ayuda, no esto... lo cierto es que la psicóloga estaba muy triste, entre algunos profesores que nunca estuvieron de acuerdo por lo injusto de la situación, sentí que él era una víctima, con todas esas personas que en vez de ayudarle y darle el amor que siempre habían manifestado, de un momento a otro se volcaron sobre él como al pollo más pintado del gallinero... de ahí para allá, simplemente dijeron: Le damos otra oportunidad, dijo el profesor de matemáticas, ¡pero tendrá 100 ojos sobre usted!, ante tal desfachatez y sabiendo que él fue quien le dio el empujón fuerte, simplemente respondí: ¡No gracias!, de mejores sitios me han echado, y me fui con mi angelito para otro colegio, un amor, más no puedo olvidar todo el cariño que le brindaron las monjas ante todo la hermanita Offir a mis hijos... en el camino callé muchas injusticias, que ahora serían motivo de expulsión no para mis hijos, sino para todas aquéllas personas que abusaron y ante todo compañeros de estudio, ¿por qué razón callé tanto abuso? ¿Por qué no denuncié a las alumnas que dañaban los trabajos de Marly y los lanzaban a la basura o los escondían detrás del sanitario?... no lo sé... creo que fallé y pido perdón a mis hijos por ello.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, 17-01-15
® 10-491-97





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