martes, 24 de febrero de 2015

SOÑANDO [40]

SOÑANDO [40]

"Y al fin, cuando el sol decidió que era hora de partir, la luna, alistó su traje de seda para bendecir la noche..."
Estaba ahí, tal vez recordando en un ayer cuando el sol reventaba su piel, con su cuello pegado de una reja, y  su llamado me invitó a correr, la solté y estaba tan feliz, inició a llover mucho y ahí en medio de la lluvia se limpiaba una asquerosidad que se había untado en el cuello, inmundicia humana, y al ver que no podía ella limpiar lo que le molestaba,  corrí por unos guantes y jabón, y la bañé en medio de un torrencial aguacero.
¿Por qué razón soñamos?, no lo sé… era un agua cristalina que corría y corría con velocidad , y vino a mi memoria que así la encontré en la finca cierta vez, a ella , mi bonita Doberman chocolate, África y el perrito Popeye, no fueron buenos con ellos, la piel ampollada al sol, y corrían detrás del carro cuando ya nos regresábamos, no pude abandonarlos ahí y me los traje, fueron varios meses para sanar sus heridas, y cuando estaban gordos y hermosos, los llevé de nuevo, le tenían odio sobre todo a la perrita, porque ella sabía que se llevaban las cosas y se inventaban historias, pero en el camino las cargas se ajustan, y cada quien recibe de su obra y así fue… sucesos posteriores me dicen que todo lo que hagamos se paga aquí… pero no dejaré recuerdo de quienes torturaron y sometieron a mis angelitos, simplemente anoche soñé con ella, fui a la finca, visité las tumbas de todos, les hablé, pero a ella no sé en qué sitio la dejaron, cuando el camión cargado con mis chécheres regresó a Barranquilla, la dejé a ella en estado avanzado de preñez, la dejaron morir con sus cachorros en medio de una gusanera, nunca me perdonaré esto, ella era fiel, maravillosa, nunca perdía mi rastro, a donde iba ahí estaba con su dulzura, pero en la noche era una fiera, sabía que tenía que cuidar la propiedad, y esto no le gusta a quien obra mal, la querían desaparecer.
Me apena mucho, pensar que quienes quedaron no la cuidaron ni protegieron a sus cachorros… ni cuidaron a los perros que allá quedaron, entonces después de su muerte horrible pues mi madre me relató lo que encontró, me traje a todos los perros para mi casa, son mis ángeles, buenos, no como mucha gente, ellos sólo saben amar y bendicen mis días con sus miradas y alegras mis tristezas con sus propias alegrías.
Pero anoche corrimos juntas como hace algún tiempo, cuando llovía y aprovechaba a bañarla, también lo hice, mi bonita perrita, perdóname… tenía tantos problemas con el Serbio, a veces llegan momentos difíciles, a todos nos sucede y no soporté más ese ambiente para mis hijos, de mucho maltrato y gritos, los militares se acostumbran a gritar, y creen que todos somos sus soldados… ¡en sus marcas!... y punto… una nueva maracuyá para  mi árbol… Sorry… anoche pasando fotos llamadas y llamadas, ¡Hola!, y un nombre nuevo: Sandrita Patricia, y no cogemos juicio… ¡después que no lloren!... también nos cansamos, parezco un pobre venado en la llanura, pero ya no berreo, sonrío tan solo… la vida es un panal de agridulces sabores y la libertad es un manjar exquisito…

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 11/15

10-491-97





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