viernes, 3 de octubre de 2014

¡¡CABRONES!!

¡¡CABRONES!!

¡Apártate angustia!, 
aléjate de mi corazón. 
Que huyan despavoridos 
los que sin razón nos acosan, 
doblen la rodilla y el cuello, 
porque en un instante 
se ocultará el sol.
¡Corran viejos vagabundos!, 
apestan sus bocas 
y la hediondez de sus manos me persigue, 
pero ahora, ¿cuál es la carrera que llevo?

Él se fue en medio de pesares 
y me quedé aquí sobre una loma, 
tratando de volar más alto.
Escucho sones que vienen 
son las brisas calientes de octubre 
y mi país siempre vive en primavera, 
aunque estén los ojos como púrpura de llorar, 
y el sudor parezcan lágrimas sin destino.
¡Corre huevón!, 
¡apúrate cabrón!
Mi boca quiere apestar 
porque tengo mucho calor, 
y el recuerdo vaga conmigo 
es una espada que hiere y lastima.
Pero ahora, 
tengo un segundo para pedir perdón: 
¡Perdóname Señor! 
Soy una obra perfecta tuya, 
pero mi cerebro es el castigo 
que me hace pecar 
y mi boca viperina 
es un veneno 
que de a poco me aniquila.

Raquel Rueda Bohórquez 
Barranquilla, octubre  3/14

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