miércoles, 3 de septiembre de 2014

ESCALANDO AL CIELO

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ESCALANDO AL CIELO

1 de septiembre de 2014 a la(s) 13:58
La historia de seres humanos como nosotros pasando por aquí, subiendo y bajando la cuesta, indefensos pero dañinos cuando nos proponemos, que hasta podíamos acabar con el universo y en eso estamos.

Un cachorro de gato tiene la habilidad para trepar como ninguno de nosotros, un mandarín puede saltar desde un árbol a una altura que no creeríamos, animado por su madre una vez revienta el cascarón, -pero nosotros no podemos volar ni saltar sin ayuda de algo, y ese algo a veces falla.

Tuvimos libertad, pero se nos antoja privar a nuestros hijos de ella, de vivir su propia historia, y creemos que vamos a ser mejores padres que otros, pero el hombre prepara una orquesta y alguno de los músicos puede fallar en cualquier instante y dañar toda la obra.

La chica era buena, sólo que llegó un poco tarde, somos a ratos tan estrictos, cuando nosotros tuvimos libertad para ir y venir conociendo el bien y el mal a partir de los 7 años, y eso todos lo sabemos, pero con nuestros hijos somos severos y nos pasamos, y ellos también a ratos abusan, pero nunca cerrar la puerta en el rostro a una llegada tarde, sino abrir el corazón y abrazar, ¡han llegado a casa!, felicidad más grande no existe, pero como humanos fallamos, y no podemos detener lo que va a suceder, es cuestión del destino la suerte de cada uno, pero a ratos la buscamos.

Ella no quería estar fuera, tenía miedo, frío, rebeldía, o no sé qué, pero deseaba estar cobijada en ese hogar y decidió escalar,  sin tener garras ni un arnés que la protegiera y subió a la montaña más alta, en un 5 piso estaba su tesoro más amado, allá iluminaba el sol que la volvía tibia, y las cobijas de un pecho, las manos que hacía un rato la bendijeron estaba disgustada, y quería subir a pedir perdón, o porque sí, ella sería capaz de llegar a donde nadie había llegado y lo intentó,  voló sin alas, y  cuando ya coronaba la meta algo falló, sus alas no existían,  y ahora… sí, ahora la niña encontró el más divino de los esteros, la luz más melodiosa y con Ángel, el amigo de mi hijo se juntaron en medio de un gran calor de hoy, y la algarabía de mucha gente que los amó…

No están, quedó el desconcierto, la soledad y la culpa…!Dios mío!, -qué hice- por desear corregir me equivoqué, pero no fue su culpa, el águila deseaba volar y Dios lo sabía, Él es dueño de la vid y de las uvas y propietario de la tierra que la hace crecer y nada solucionamos ahora, todo estaba escrito en ese libro inmenso que desde muy niña vi en el cielo.

Raquel
Barranquilla, septiembre 1/14



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