domingo, 21 de septiembre de 2014

CUANDO PASABA


Dasha Nikonchuk 

CUANDO PASABA
Cierto día, cuando pasaba por el bosque,
me antojé de las violetas, ¿son lavanda?
creo que sí, de las margaritas pequeñas
que se crecen entre las rocas,´
de los musgos donde anidan las cigarras,
de los helechos que huelen a cielo y bendición
y en medio de él, practiqué la oración del silencio.
Cuando pasaba, rocas y serpientes
parecían collares de reina que se arrastraban,
coralillos de colores bonitos y graciosos
con el acíbar en su boca
y el acierto en el calor del día.
Pero cuando pasaba, ¡lo recuerdo tan bien!
una roca en forma de caracol para mi vieja
una hoja que se quedó ahí por siempre
el ámbar de tus ojos siendo bosque y lirio rojo
y juntaba ramilletes para llevar a casa...
¡Lindas!, gracias cielo mío -repetía-
¡Valió la pena Dios mío!
El caminito aquél se quedó en el huerto del recuerdo
¡pero qué gusto que está ahí!,
y el instante al ver iluminado mi hogar con su brillo
el mayor acierto en mi vida fue ella
la noche en que se fabricó mi piel
en medio de luces de cualquier día
y su felicidad al verme nacer.
¡Vamos a colocarlas allá!
El altar para María mi reina hermosa.
¡Gracias señor por éste ramo de flores!
¡Son tan olorosas hija mía!
Besos de Dios para mí, ¿quién lo imaginaría?
¡Ven a mis brazos!... quédate en mi ombligo
en el río de la sangre de tus venas
y en el manso arrullo de tu corazón
mío y tuyo.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 20/14

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