miércoles, 3 de septiembre de 2014

CUANDO LLUEVE

Hojas de mi árbol hoy. 

CUANDO LLUEVE

3 de septiembre de 2014 a la(s) 23:11
Es verdad que al llover
Nos regocijamos,
Dan ganas de correr
De atrapar la lluvia
Cuando cae
Y no paran de sonar las gotas
Siendo besitos pequeños
Cual niños que inician a caminar
Y nos abrazan al vernos llegar
Después de un largo día.

Las veo ahora pálidas
Versos de luz
Joyas que copian el cielo
Como vaso de cristal
Que dejan ver hasta el alma
Y que al caer me di cuenta hoy
Se vuelven coronas de reina
Al  golpe con el duro cemento
Y al instante, juntas como peces
Saltando y brincando
En busca del mejor camino
Que las lleve pronto al mar.

Cayeron las hojas
Todavía estaban verdes
Y como ilusa creí que les faltaba tiempo
Pero la brisa anunció su hora
En  un baile de niñas  felices
Viajando como barquitos
Alejándose por voluntad de la corriente,
Cuando otras, sin saber de su destino
Fueron juntadas para quedar de nuevo
Bajo el árbol que les dio la vida
Resolviendo  su fuerza
Para más tarde,
Cuando brotarán ellas mismas
En el mismo tronco
Con un traje verde tímido
Que al saludo del sol de cada día
Las volverá de nuevo bebés
Jóvenes  y ancianas,
Repitiéndose en cada otoño
Renovándose en cada verano,
Como una oportunidad de ciclos sin fin
Mientras el tronco fuera asido por su raíz
Sin ser tocado por el hombre.

Un rayo me asustó
Parecía un macho gritón
Y corrí a esconderme,
Pero al resbalar
Aprisioné mis brazos
Deseando volar sobre el tejado
Como una paloma
Para conquistar a mi amor,
Que animoso enviaba arrullos
Desde el balcón.

¡Sacúdete árbol!
Te sostienes como un valiente
Con tus raíces que no corté,
Extendidas bajo un mundo de cemento
Abrasado de tu madre tierra
Tan sagrada y bendita
Como la misma lluvia
Que baña con furor tu traje,
Con miles de hijas
Que parirán contigo
Nietos y bisnietos
Siento padre y madre
En un mismo sitio
Donde todos se alejan
Pero tú te quedas.

Un viento fresco empuja las nubes
Ha pasado el tiempo de llorar,
En un rato doblaremos las rodillas
Para sembrar un almendro
O un limonar.

¡Qué hermosa la lluvia!
Ahí estuvieron todos
Conjugando te quieros
Persiguiendo el viento
Mariposas de colores
Con sus diamantes vírgenes,
Tocando sus alas sin quebrarlas
Besando al rato cada hoja,
Abriendo sus abanicos de colores
Entre las flores bañadas de rocío
Sin imaginar que el sueño terminó,
Cuando el iris quebró el cielo en dos
Sin mirarnos a los ojos siquiera.

Todo es mutismo  ahora
Parece que no fue más,
Se empapó la ropa seca
Tornó la mirada al horizonte
Como buscando una alcoba púrpura
Entre el frío de mis días
Y la soledad de ahora,
Cuando la lluvia invita  oraciones de caricias
Y el águila se aleja sin voltear atrás,
La piel encendida, cual si hoguera en invierno fuera
Como si no hubiese más leña para prender
Sino ésta carne hambrienta de caricias
De poemas que apaguen llamaradas
Para mezclarnos con un abrazo inventado
En ésta enredada película
que habita el pensamiento.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, septiembre 3/14

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