LA VENTANA
De nuevo abrí la ventana
¡Santo Dios!,
no se había mudado el sol
nadie lo había extrañado,
pues todos imaginaban
que en nuevo día se presentaría.
La gaviota de un amor
volando con la misma gracia,
la montaña ansiada, la cima,
las rocas puestas en el camino
un propósito para el caminante
para que no se entretenga
y camine con cuidado.
Volví a escuchar la voz del mar
Vino Griego sonó para ti
brindando por el amor
por cada sonrisa atrapada
por cada beso regalado.
¿El ruiseñor?, ¿se alejaría?
lo cierto es que el gorrión
a pesar de lo tierra de sus alas
se emocionó ante la ventana abierta
y con sus vuelos cortos
recogió pequeñas ramas
y un nido de rosas rojas adornó
para esperar a su amante.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 19/14
De nuevo abrí la ventana
¡Santo Dios!,
no se había mudado el sol
nadie lo había extrañado,
pues todos imaginaban
que en nuevo día se presentaría.
La gaviota de un amor
volando con la misma gracia,
la montaña ansiada, la cima,
las rocas puestas en el camino
un propósito para el caminante
para que no se entretenga
y camine con cuidado.
Volví a escuchar la voz del mar
Vino Griego sonó para ti
brindando por el amor
por cada sonrisa atrapada
por cada beso regalado.
¿El ruiseñor?, ¿se alejaría?
lo cierto es que el gorrión
a pesar de lo tierra de sus alas
se emocionó ante la ventana abierta
y con sus vuelos cortos
recogió pequeñas ramas
y un nido de rosas rojas adornó
para esperar a su amante.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 19/14
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