HAMBRE DE LUZ
Torna el hambre
sacude las entrañas,
pavor recóndito visto en la mirada
como una estrella viva que busca la tuya,
y encuentra un vacío de tumba olvidada.
Pezones de madre que brotan sangre
demanda un beso, ¡denuncia mi ausencia de amor!,
apresúrate, no desfallezcas,
en éste mundo tan falto de Dios.
Llora la brisa y todos la escuchamos
¡pon tu oído en mi corazón!,
palpita como un cascabel,
y ese cantar se esconde en mi estómago
sube de nuevo a mis labios resecos,
donde la lengua se pega del paladar
y el alma se esconde,
cual su fuera el hombre, un error de Dios.
Aprieta mis piernas que de apoco se han secado,
¡oprímelas en tus desnutridos pechos!,
¡mamita!, de tu alma se nutre mi piel
y sólo quiero volar, como un águila
al atardecer.
Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, julio 3/14
Imagen: Internet

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