miércoles, 19 de marzo de 2014

HABLANDO CON MYRIAM/A Myriam Jara



Salomé... Imagen: Liz Nayibe Álvarez R.

No hay vejez,pues regresamos a la niñez con rostro de payasito arrugado, y es una bendición estar aquí, cuando muchos niños se han ido primero...ha de ser que ellos vivieron la vida plenamente en poco tiempo, y a nosotros nos falta todavía aprender.


HABLANDO CON MYRIAM/A Myriam Jara

Un regalo maravilloso mona, gracias. Bendiciones, hoy me levanté temprano, no he podido ir a la página mucho, pero con lo que pueda es suficiente, 5 am despierta y aquí disfruto la vida ahora, hace 1 día voy al parque a bailar en grupo y a reír de las otras viejitas que bailan más gracioso que yo, y en medio de las que  miran raro porque no llevo el paso con todas, doy la vuelta y digo: huepa jeeeeeeeeeeee!! jajaja!! No  presto atención a nadie y salto como me da la gana.

Tarde me había dado cuenta que he pasado mucho tiempo quejándome, pero también que soy más bonita ahora, porque me desligué de cosas que sólo estorbaban…por ejemplo, ya no me molesta que me digan que debo teñirme el cabello para verme más joven, que las arrugas, que las nalgas, que si me invitan a playa, una tragedia porque no sé qué vestido de baño me voy a colocar, porque igual disfrutaré sólo de toda la belleza que se me dona… de jugar con la arena como cuando era una niña, y coleccionar pequeñas casitas de ermitaño, esperando ver el sol cuando empieza a danzar, sin que muchos jóvenes se hayan enterado todavía, de que existen esos segundos y  no lo han visto.

Ahora no me miro tanto al espejo…pero cuando contemplo mis ojos,  y me doy cuenta que el brillo de ahora es más intenso, que mi piel todavía está tersa, y que ciertas líneas me dan un aire diferente; entonces miro a los jóvenes, y pido a Dios para que puedan disfrutar de la vida, de cada segundo que dejé pasar, por estar pensando en los huevos del gallo…

Me di cuenta que mi hijo también anoche llegó demasiado tarde, y espero que siga así de juicioso como está… el parque estaba lleno de jóvenes perdidos, la policía pasaba y pasaba, pero nada más, como una cierta neblina que nos tapa el rostro, y  escuché a los chicos toser muy feo, mientras se pasaban el vicio de uno a otro, y ahí morían en plena juventud, mientras yo cambiaría todo, por regresar el tiempo y estar así, con todos los segundos para correr y atrapar estrellas armando cometas entre la brisa.

No me hago preguntas ahora de cuándo ni cómo voy a morir, porque la respuesta está en mi frente, está en  cada hoja que cae de mi amado árbol, en cada letra que pueden mis dedos escribir siendo tan pequeñas mis manos, y tan llenas de manchas, propias de la edad… pero ahora, algo grande se mueve dentro de mí, algo como que ya no importan mucho mis propios sueños, mientras los seres que amo los puedan alcanzar.

A ésta hora el tormento de los canarios del vecino retorna… su música es lo único que escucho ahora, y el sonido de mis dedos sobre el computador… no me gusta ver a mis ángeles prisioneros, pues ayer me sentía así… pero desde anoche, probé la libertad  y tiene un sabor que hacía mucho no degustaba, un exquisito sabor que me invita sólo a contemplar cada segundo, como una posibilidad para ser feliz…

Me vi al espejo, y no me pareció tan vieja la imagen, lo único que tal vez se debería cambiar es el espejo, porque lo que hay dentro de mí, es la sombra de un manantial que acaba de nacer, mientras el espejo, es una fantasía de cristal donde no se verá nunca al payaso que llevamos por dentro…es real… pero mi payaso ahora sonríe, porque ha iniciado un nuevo día y estoy con él ahora… ¿te das cuenta mona, que ya no me importa la edad y que es real, se me ha pegado tu boludez?… era contagiosa… y es contagioso el primer beso del  día, tanto,  como el suspiro de amor de  las primaveras.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, marzo 19/14






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