jueves, 16 de enero de 2014

VIÉNDOTE

Foto: VIÉNDOTE

Como ahora muchas veces
Viéndote vestir o desnudar los trozos de vida
Ya el cansancio de las manos, de las piernas…
La niña enclenque, mi anciana vieja amada
Sin querer toparse de frente con la vida
Se encontró cara a cara con la muerte. 

Pasó el tiempo y te seguía detallando
Aun costándote no ponía tus zapatos
Mientras tomabas mi mano para acariciarla
Sin hacer preguntas, nos respondimos a los ojos.

Verdes praderas descubrí muchas veces…
Como cañadas donde los besos se esfumaron
Ramas de cebolla blanca sobre la mesa
Tan peculiar olor de los caldos de mi madre.

Tu perfume eran todos, como a niña 
A joven que nunca se pintó el cabello
A rostro blanco con el rubor de las penas del día
Y el escarlata que dejan hondas melancolías.

Hablamos de todo, hasta de mis sueños eróticos
Me contaste de los tuyos con un tal Guarín
Que pudo haber donado todo pero que lo quisiste a él
Con sus cabellos levantados como puerco espín
Con esos ojos negros y su mirada ardiente
Con sus manos amorosas, que te sabían hacer mujer.

Claro que sí,  amiga mía…
Desnudamos todo de la vida
De tus angustias de niña correteada
Tus cuidados con tus hijos, tus afanes a la oscuridad de la noche
Y apresando rosarios entre los dedos tus ojos siempre
Como un par de luceros a pesar de la lluvia, sobresalían.

Ahora… de nuevo me pregunto si me escuchas
Siento eso mismo de ayer, una soledad terrible
Una inquietud que oprime como  tu corazón de siempre
Ese atoro inquieto en tu garganta… ahora se quedó la mía.

Amiga mía… ¿podríamos hablar a solar un momento?
Mis quejas, tal vez ahondaron tus pesares
Pero no cesan de llorar los sauces, 
Ni las cascadas dejan de brotar incansables,
Contenidas bajo montañas parecen lágrimas de madre
Que ahogada en un contento efímero parece gritar
Cuando bajan por entre las desnudas rocas a su paso,
Para tropezar tal vez, en el camino que  desviará su cauce
Sin llegar  a ese destino común ansiado 
Por todas las aguas que bajan de los ojos
Y son mar, a pesar de todo. 

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/14
Garza. Imagen Raquel Rueda B.

VIÉNDOTE

Como ahora, muchas veces
Viéndote vestir o desnudar los trozos de vida
Ya el cansancio de las manos, de las piernas…
La niña enclenque, mi anciana vieja amada
Sin querer toparse de frente con la vida
Se encontró cara a cara con la muerte.

Pasó el tiempo y te seguía detallando
Aun costándote no ponía tus zapatos
Mientras tomabas mi mano para acariciarla
Sin hacer preguntas, nos respondimos a los ojos.

Verdes praderas descubrí muchas veces…
Como cañadas donde los besos se esfumaron
Ramas de cebolla blanca sobre la mesa
Tan peculiar olor de los caldos de mi madre.

Tu perfume eran todos, como a niña
A joven que nunca se pintó el cabello
A rostro blanco con el rubor de las penas del día
Y el escarlata que dejan hondas melancolías.

Hablamos de todo, hasta de mis sueños eróticos
Me contaste de los tuyos con un tal Guarín
Que pudo haber donado todo, pero lo quisiste a él
Con sus cabellos levantados como puerco espín
Con esos ojos negros y su mirada ardiente
Con sus manos amorosas, que te sabían hacer mujer.

Claro que sí, amiga mía…
Desnudamos todo de la vida
De tus angustias de niña correteada
Tus cuidados con tus hijos, tus afanes a la oscuridad de la noche
Y apresando rosarios entre los dedos tus ojos siempre
Como un par de luceros, a pesar de la lluvia sobresalían.

Ahora… de nuevo me pregunto si me escuchas
Siento eso mismo de ayer, una soledad terrible
Una inquietud que oprime, como tu corazón de siempre
Ese atoro inquieto en tu garganta… ahora se quedó la mía.

Amiga mía… ¿podríamos hablar a solar un momento?
Mis quejas, tal vez ahondaron tus pesares
Pero no cesan de llorar los sauces,
Ni las cascadas dejan de brotar incansables,
Contenidas bajo montañas parecen lágrimas de madre
Que ahogada en un contento efímero parece gritar
Cuando bajan por entre las desnudas rocas a su paso,


Para tropezar tal vez, en el camino que desviará su cauce
Sin llegar a ese destino común ansiado
Por todas las aguas que bajan de los ojos
Y son mar, a pesar de todo.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 16/14

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