jueves, 9 de enero de 2014

NADA SERÁ IGUAL

NADA SERÁ IGUAL L3R

Ya nada será igual, se cuela la tristeza y melancolía por mi balcón
Quisiera decir ya… pero cada risa te recuerda, cada ave en el camino
Cada niño viendo sin esperanza, acosado de manantiales rojos
Y el pavimento como una huella que persigue, que arrasa tu sombra vida
Destruyendo de a poco las esperanzas de un mañana que era ayer…

Hay una sombra en cada mirada…
Los veo a todos con ella, de negras huellas de un árbol que no fue
De un riachuelo nuevo que desvió su cause
Por un camino tan incierto como el que lo animó a brillar
A ser beso sobre el musgo y la roca, incitándolo a ser algo
Colado entre el mar.

Es la vida un llorar muy largo, extendido como del cielo las nubes viajeras
Y del arroyo la cola de novia que invita a una orgía al pasar.

Temo hasta la sonrisa más leve, para al instante tener que llorar
¿Y te despides, te alejas, sin tu gracioso mirar?

Pero aquí estamos, arañando paredes viejas
Buscando tu sonrisa perdida en la distancia
Y un toque de manos por entre una transparencia
Como un óleo que se destiñe con el tiempo
Y tu risa loca de cascabeles de niño
Pintada en una boca fresca…

¡Ay vida!... ¿Por qué hoy me duele todo?
Quedo pegada de una blanca silla pensando en ti
Mi niño travieso con rostro de alhelí…

Y atrapada en las brumas de colores de cualquier espacio
La veo a ella, está desnuda, ante el sol
Y la cubre un halo de trajes de nieve
Sin las zapatillas que herían sus pies.

¿Hasta dónde llega la profundidad del mar?
Puede ser que hasta donde tu mirada alcance
Y ese final escondido entre las rocas
Sea un jardín colgado en sus aguas insondables
Donde caben todas las cosas del alma
Y se vuelven conchas de mar, sobre la arena desnuda.

¿Pero ha quedado igual el cielo con tu marcha?
¡Nunca…! se transforma cada instante, y se renueva al segundo
Entonces, ¿por qué razón lloro?...

No lo sé, ni puedo confesar, ha de ser que me faltó amarte
Que debí doblarme en besos y arrullos desde el amanecer
Y ésta es la razón de que me duela tanto no verte más.

Raquel Rueda Bohórquez
Barranquilla, enero 9/14

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