domingo, 17 de noviembre de 2013

LA MAÑANA (Edward Grieg) [62]

LA MAÑANA (Edward Grieg) [62]

Dios se entretiene en azules, estoy segura…
Vamos mi amor, ¡lleguemos a la orilla los dos,
y armemos un lecho de tules!

Habrá pasto seco,
colgará una orquídea, será guirnalda,
no tendré llanto en los ojos,
ante ese día esperado…

Y la mañana aparece…
Sorprendida entre amarillos la encuentro…
El dorado responde a un verso en un lago,
las hojas secas danzan al viento que las persigue,
y un diluvio de sonoros besos,
 parecen correr presurosos
dentro de una suave corriente.

¿Ves que brotaría un jazmín? – ¡te lo dije tantas veces!...
Entretenida estabas en las luces del mundo
y mira… ¡qué tesoros aguardaban por los dos!
Escondidos entre abrojos y rocas de nuestro destino.

Abre una flor, sin importar si es invierno o verano…
Ven y juntamos en suave oración nuestras manos,
para bendecir tan hermosa mañana.

Un brote de vida en tan abrigado cofre,
y sus alas pequeñas secadas al sol.
¡Qué divinos sus picos abiertos!
¿Con qué versos los recibiré hoy?

Vamos… camina, pequeño,  estoy a tu lado…
No habrá brisa fuerte, ni daga para herirte.
Abrigado bajo un mullido traje  te esconderé
de los ojos malvados que deambulan por ahí.

Sube a mi barca de fuego y no te quemarás…
Camina sobre las aguas que no te hundirás,
trepa sobre la montaña de plumas que ofrezco;
ahí mis lágrimas no te mojarán.

Raquel Rueda Bohórquez  
Barranquilla, noviembre 17/1





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