Publicado por Raquel
en 11:46
EL
COLMENAR [57]
¡Qué
recuerdos!
Cuando
el gladiador salía
con
ese enmallado fabricado por mi madre,
todos
esperando con sonrisas frescas,
con
el corazón prendido de un chorro dorado,
y
él, con sus ojos negros tratando de no herirlas,
sacaba
del cajón, ricos panales.
Zumbaban
tranquilas, no había que temer,
ellas
bien lo conocían, sabían de su olor.
Muchas
veces con sus manos,
al
depredador sapo ahuyentó;
a
las cucarachas
que
se escondían bajo la caja de madera;
al
aguilero de doradas plumas
que
robaba sus vidas
para
llevar a sus polluelos...
¡Qué
bello recuerdo llegó hoy!
En
el patio, con los limoneros en flor,
en
brote las orquídeas y el olor a hierbabuena:
¡¡Shhhhhhhhh!!...
no griten...
no
estén sucios,
a
ellas les gusta el perfume
y
la dulce voz.
Exprimían
nuestras manos los panales,
chorreaban
por los dedos tibiamente,
nos
lamíamos sin hartarnos.
De
miel se llenaban nuestras panzas,
con
el gladiador pendiente y comedido,
volviendo
cirios, lo que fue manantial dorado,
y
encendiendo sueños del color del trigo.
Raquel
Rueda Bohórquez
Barranquilla,
octubre 16/13
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